«Interacciones Platónicas»

August 5, 2023
Imagen 1: Série Platónica # 00023 - CGI de Ricardo Morin © 2018
Imagen 1: Série Platónica # 00023 – CGI de Ricardo Morín – © 2018.

En las últimas dos décadas, he centrado mis intereses pictóricos en la representación de poliedros regulares, su historia desde el período clásico y sus diferentes motivaciones.   Platón creía que los poliedros regulares representaban los cinco elementos del universo y que ellos formaban una parte sagrada de la geometría.   Para los geómetras modernos en particular, el universo encaja en la forma de un dodecaedro, algo así como una pelota de fútbol.

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Imagen 2: «Platonic Interacciones Platónicas Composite» – CGI by Ricardo Morin– ©2023.
Imagen 2: «Platonic Interacciones Platónicas Composite» – CGI de Ricardo Morín – ©2023.

  «Interacciones platónicas» comenzó con la belleza que encontré en las formas de Platón.   Para mí, la proporcionalidad de la media áurea es de suma importancia.   Sus geometrías se destacan como una armonía visual unificada y congruente.   Similares a las mándalas para la meditación, evocan el universo en general.   En mi visión anido unas dentro de otras en un bosque abiertamente enrejado entre tonos y formas, complementarias y análogas.   Aunque los poliedros regulares sean simétricos, su rotación permite una multiplicidad de ángulos visuales, cada uno lleno de fuerza vital.   «Interacciones platónicas» es un arreglo de imágenes que generan vida.   Las compongo alrededor de la melodía del Preludio de Johann Sebastian Bach – Cello Suite 3 – interpretado por Jon Sayles.

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Imagen 3: Figura 3 «Triangulación platónica» de Ricardo Morín, 22’ x 30”. ‘Body color’ y grafito sobre papel – ©2008.

Ya en 2005 había iniciado una serie de óleos y dibujos titulada «Infinito», la cual partía de las premisas antes mencionadas.   En ese contexto, el perímetro de una pintura abstracta cumple la misma función que la media áurea para la proporcionalidad.   La superposición del ángulo recto del triángulo refuerza la media áurea de la pintura.   La infinitud se implica a través de la propia superficie del cuadro y sus formas abstractas.

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A partir de 2018 abandoné el médium del óleo para dedicarme a las pinturas digitales.   Las pinturas digitales, impresas y manipuladas sobre lienzo, cuentan hoy con sesenta y cuatro imágenes.   «Interacciones platónicas» utiliza cincuenta de éstas, ordenadas secuencialmente.   Además, las organizo en dos mosaicos, uno de 5 x 5 cuadrados y el otro de 7 x 7 cuadrados (tal como se ve en la imagen 2 arriba).

Ricardo F. Morín

Editado por Billy Bussell Thompson

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Bala Cynwyd, Pa., 5 de agosto, 2023

Una conversación en doce días

June 28, 2023
Línea Holland America:  Itinerario del Navío Eurodam

Línea Holland America:  Itinerario del Navío Eurodam

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In Memoriam Papá

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El yo cree en el placer, la risa, la buena mesa, el sexo.   Cree en sí mismo, a veces siente orgullo de sí mismo pero a veces se avergüenza de sí mismo.   ¿Quién no carga la mancha de una vergüenza, un faux pas, una oportunidad perdida que, de sólo recordarlos, nos cura de la amenazante hubris de creernos, en términos mexicanos, el mero mero, la madre de los pollitos y el papá de Tarzán?

Carlos Fuentes:    En esto creo:   de la A a la Z; Yo (pág. 193).   Editor Digital Epub:   Hechadelluvia, Nicaragua, 2014. 


PREFACIO:

Escribir para mí es el resultado de razonar a través de la experiencia, tamizar agendas ya sean mías, o ajenas.   Al dar forma a mis narrativas, el proceso inevitablemente se extiende mucho más allá del alcance de una historia.   No puedo fijar los límites de mis emociones, a menos que no haya dedicado tiempo examinándolas.   A diferencia de un escritor profesional, no escribo para ganarme la vida.   Desde hace unos años, debido a la pandemia del COVID, he dejado los pinceles y mi estudio de pintura por la escritura.   Una urgencia define estas narrativas, tal como lo hacía con la plasticidad abstracta de la pintura.   Lucho por una integridad:   algo, a mi parecer, patente a toda obra de arte.

Así es irónicamente que el prefacio de una narración vuelve a ser un epílogo.   Inicialmente, la conversación, entre David y yo, no tenía forma.   Por las evocaciones del pasado estábamos conociéndonos como esposos a lo largo de este crucero.

Esta exploración de las Indias Occidentales y el Caribe se sujetaba a des énigmes.   Para nosotros, fue la exploración de un continente por conocer.     Entre estas tierras del sur residía la fuente de mi angustia, esa Pequeña Venecia [Venezuela]:     ¿Por qué tuve que irme hace medio siglo al gélido Nueva York occidental?   Esta historia presenta tanto la cultura de mi padre como la mía.

En la mutabilidad del tiempo, las confesiones buscan comprensión.   La memoria proviene de las costumbres, la opinión, el deseo, el placer, el dolor y el miedo.   Cada recuerdo manifiesta un cambio.   Como desechos arrojados en momentos de aflicción resurgen.   La sustitución es un acto de reemplazo.

Como errante agrego mis plegarias a los seres restantes.   Al recordar, examino mi propia validez y ambigüedades.   Es un relicario de contradicciones entre la intuición y el hecho.   En esta transición le busco empatía al lector.

Cada enlace entre el hecho y la intuición nos lanza a un universo mejor.   El espíritu humano se eleva por encima de las vicisitudes a través de nuestras esperanzas.

Aquí, deseo incluir mi agradecimiento al profesor Andrew Irving, Ph.D., director del Departamento de Antropología de la Universidad de Manchester, Inglaterra, por su generoso apoyo y orientación.   Hace 26 años que conozco a Andrew, habiendo tenido una vez la oportunidad de colaborar en un proyecto de investigación, titulado The Art of Life and Death:  Radical Aesthetics and Ethnographic Practice [2017].   Mucho antes de la publicación de mi propia página web Observaciones sobre la naturaleza de la percepción (Arte visual, plasticidad estética y una mente libre) – un repositorio de cuentos cortos, editados a partir de 2008 – había ya compartido con Andrew una serie de testimonios sobre la estética, los cuales vendrían a cristalizarse en mi post inicial Hazañas del Talento Individual [2009].   Dichos testimonios evolucionaron a lo largo de nuestras conversaciones:

Para Ricardo la verdadera medida de un pintor es cuestionar su arte a pesar de los obstáculos y desafíos que se presenten.   Él se inspira en especial por aquellos artistas cuyos logros no se comprometían con el mercado.   Por igual, Ricardo se interesa por «las obras de artistas anónimos de la época antigua, griega y romana, las cuales fueron destruidas bajo la estricta moralidad de la Edad Media.   Así como por Cézanne, quien se dedicó por cuarenta años de labor desconocida antes de conseguir su primera muestra solista.   O por Van Gogh, cuyas creaciones ‘outsider’ [afuereñas] llegaron al reconocimiento mucho después de su muerte».   Para Ricardo, el término ‘arte outsider’ delata un prejuicio hacia los artistas inermes.   Así pues, tanto la academia como las autoridades establecidas dividen al arte sobre la base de un importe cultural o, más bien, mediante una rigidez subyacente que, según Ricardo, evoluciona de acuerdo a las presiones del mercadeo.   De igual manera, el término ‘arte folclórico’, entendido como el arte de las colonias o el patrimonio de una nación, nos lleva a algunas ideas de raíces y experiencias compartidas.   «¿Son estos términos en cierto modo semejantes o distintos al entendimiento del arte engendrado en una lucha por sobrevivir?»   Después de leer este capítulo Ricardo preguntó «y si bien la noción de reciprocidad es esencial para comprender la condición compartida, ¿podrá un contexto científico interdisciplinario realmente darnos un mejor entendimiento de la expresión humana, abarcándose las múltiples circunstancias que envuelven al pathos humano? además de la biología, ya sea en la supervivencia o mediante su adaptación?» Sigue la respuesta y análisis de Ricardo:   «Hay una gran inteligencia en los esfuerzos creativos de la mente humana para sobrevivir a cualquier circunstancia.   Es innegable, además, que el dolor corporal y la pena mental son omnipresentes en la vida, tanto en el privilegio como en la alienación.   Los conceptos lógicos de la ciencia cognitiva con sus promedios, clasificaciones y algoritmos no tendrán otro propósito que el de ofrecernos un mero acercamiento a la complejidad de la expresión humana, en su diversidad y naturaleza inenarrables.   ¿Podemos comprender con precisión las formas en que los diferentes modos de expresión interior, como los continuos diálogos internos de las personas, los estados de ánimo no articulados, los mundos de vida imaginativos y los ensueños emocionales, si éstos permanecen debajo de la superficie de las actividades públicas, o fuera del alcance de la investigación?   En última instancia, el misterio del ciclo de la vida no puede dilucidarse por una estrategia y su objetivo, sino a través de una percepción cambiante difícil de articular».   En 2008, diagnosticaron a Ricardo con Linfoma No Hodgkin:   un cáncer asociado con el SIDA que afecta los glóbulos blancos y puede surgir cuando el sistema inmunológico se debilita por períodos prolongados.   A lo largo de su enfermedad, tratamiento de quimioterapia y convalecencia, Ricardo pasó muchos meses sentado en silencio.   Los sitios de reposo suelen ser dinámicos para el pensamiento, la expresión y la memoria para quienes viven por prolongados períodos de enfermedad, mientras el pensamiento pueda abarcar libremente el pasado, el presente y el futuro.   El hombre sigue pensando y hablando, incluso cuando está en silencio durante largos períodos y aún puede negociar temas críticos, dilemas y decisiones con respecto al tratamiento, el trabajo o la fe, y participar en corrientes emergentes de diálogo interior, pensamientos y emociones.   Fue durante este estado, descrito por Ricardo como uno de “alta inercia”, cuando llegó a reconocer la sencillez, el poder y la estética del silencio, especialmente «en comparación con todo la cacofonía del ruido en el mundo visible».   Por supuesto, un silencio no es sólo un silencio.   Distintos días están mediados por diferentes silencios; un silencio incierto, un buen silencio, un silencio heroico, un silencio absurdo, un silencio doloroso.   El silencio puede incluir el semblante de las personas más cercanas, pensamientos destructivos, imágenes del mundo exterior, ensoñaciones y proyectos de vida.   Después de pasar meses convaleciendo, Ricardo empezó unManifiesto del silenciopara la circulación de sus ideas.   Inicia:   «La manifestación del lenguaje sobre una realidad estética implica su propio deceso; por muy perspicaz que sea, la precisión de las palabras resiste su propia realidad.   Ésta toma lugar en un espacio abierto, en una virtuosa quietud de recogimiento, libre de lo conocido, independiente de observar y con una fija atención, donde las preguntas están demás y las respuestas se trivializan a sí mismas».   Después de terminar la quimioterapia, su musculatura se contrajo con una tendinitis severa.   Ya no tenía fuerza para estirar lienzos.   Al volver a pintar recurrió a pergaminos colgantes.   Ricardo supo manejarlos en sus términos más sencillos en relación con sus propias limitaciones físicas.   Entre 2009 y 2010, produjo una serie de lienzos tituladosMetáforas del silencio en la que «fue por la sencillez incidental del medium y la empatía del silencio que el tema se emerge».

Andrew Irving, The Art of Life and Death:   Radical Aesthetics and Ethnographic Practice; Hau Books, Chicago:   Chicago Distribution Center, 2017.   Traducción al español mía.

Cuando por última vez llegué a actualizar mi post Hazañas del Talento Individual en el 2020, concluí:   . . . ¿de qué nos serviría la creatividad o el intelecto sin la compasión?   ¿Deberíamos evaluar nuestro sistema de valoración?, quizás, incluso, ¿nuestra propia racionalidad cultural?

El 3 de febrero de 2023, Andrew y yo compartimos una larga discusión a través de Zoom, la cual se basaba en mi edición de WordPress Meditaciones sobre Ortega y Gasset (2022).   En ese momento, proporcionó un análisis crítico con extensa bibliografía que, a su parecer, mejoraría mi perspectiva sobre el Iluminismo y sus limitaciones.

Además, extiendo mi gratitud a mi amigo y editor durante los últimos 36 años, Billy Bussell Thompson, Ph.D., profesor emérito, Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Hofstra.   Es gracias a Billy que mantengo la esperanza de desarrollar mis dotes como escritor.

Ricardo Federico Morín

Bala Cynwyd, Pennsylvania, 28 de junio 2023

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El Banquete de Platón [385 y 370 a. C.]:  Argumento de Diotima sobre la sabiduría del amor.

—  . . . No te admires, pues, si todo ser estima por naturaleza a lo que es retoño de sí mismo, porque es la inmortalidad la razón de que a todo ser acompañe esa solicitud y ese amor.   [págs. 62-63]

—  Tenlo por seguro, Sócrates, ya que, si quieres echar una mirada a la ambición de los hombres, de no tener en la mente una idea de lo que he dicho, te quedarías maravillado de su insensatez, al pensar en qué terrible estado les pone el amor de hacerse famosos y de «dejar para el futuro una familia inmortal».   Por ello están dispuestos a correr todos los peligros, más aún que por sus hijos, a gastar dinero, a soportar cualquier fatiga y a sacrificar su vida.   [pág. 63]

Platón.   El Banquete.  Segunda Edición.  Estudio preliminar, traducción y notas de Luis Gil.   Madrid.  Editorial Tecnos, 2015 [Reimpresión].


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I

Las nubes se ciernen sobre el horizonte, como si fuesen montañas.   Desde el balcón de nuestro camarote observamos la estela del navío y su efervescente blancura.   Unas gaviotas perforan el mar ondulante mientras graznan sus disputas.

II

Hace cinco días iniciamos nuestros viajes en el barco Eurodam, navegando a través de las Bahamas y las costas de la América Central.   Zarpamos el 4 de enero desde Fort Lauderdale.   Ya hemos cruzado el norte de Cuba y el sur de La Española.   Ahora, estamos acercándonos a Aruba, a tan sólo unos ciento y veinte kilómetros de Venezuela.   Un barco piloto nos guía hacia el amarre.   Suena de pronto una alarma contra incendios y el hedor a diésel impregna el aire.   Minutos después, el capitán anuncia: “Todo ha vuelto a la normalidad.   La crisis ha sido superada”.

III

David y yo vamos hablando; las luces azules aún parpadean.

  • Ya han pasado cincuenta años desde mi salida.   Tenía 17 años.

IV

Desembarcamos en Oranjestad.

  • Hace ochenta y cinco años, mis padres fueron condenados al ostracismo en Alemania.   Cinco años después se casaron en Estados Unidos, donde vivieron felices.
  • Para mis padres, dejar el país nunca fue opción y su matrimonio no fue feliz.
  • ¿Alguna vez viniste con ellos a Aruba?
  • Sólo de niño.

V

  • En aquel entonces, ¿cómo te educaron?
  • Mis padres estimulaban la independencia.     En vida fueron mi puente hacia el país.    Entendieron que era preferible que me fuese al extranjero.     No existió otra alternativa.    De mi amor por y para ellos, los lazos con Venezuela nunca han decaído.     Nuestra proximidad ahora, sin embargo, no incita la nostalgia, sólo recuerdos.     El país aún me importa.

VI

  • De aquellos años, ¿cuáles remembranzas sobresalen?
  • Los campamentos de Boy Scouts en los altiplanos de los Andes.   Allí se potenció mi visión.
  • ¿Algo más?
  • Me acuerdo de los ashrams de la Fraternidad Universal.   Había gurús seguidores de Serge Raynaud de la Ferrière (en Valencia, Maracay y Caracas).  Durante el verano los frecuentaba.   Estos ashrams instruían a sus asistentes en una mezcolanza de ciencias naturales y budismo.   Para mí esto era más atractivo que escuchar los sermones en la iglesia, cuyas evocaciones sobre las sombras de la vergüenza me cansaban.   En esa época me inicié en la meditación.
  • ¿Qué es lo que más te captó?
  • El énfasis en el desprendimiento.   Pero no me gustaba depender de otros.   Sólo quería extenderme más allá de mí mismo.

VII

  • En esos años, no estuve apegado a nada en particular.   ¿Era un diletante?
  • Eras inquisitivo. Un tiempo para el descubrimiento . . .
  • Asistía a seminarios de musicología.   Tomaba lecciones de alemán.   Era un tiempo dedicado a Hesse, Kafka, Gibran, el Walden de Thoreau y el Walden Dos de Skinner.

VIII

  • Leía, pero de manera asistemática.   Me gustaban la filosofía, la historia, la pintura, la escritura, pero todavía no estaba acometido.   Lentamente, todo ello se hizo parte . . .
  • Despertó tu espíritu.
  • Libre de obligaciones, expresó mi relación con el mundo.
  • Estuviste aprendiendo a ser original.   Buscaste tu propia voz.   No quisiste imitar.
  • Cuanto más sentía, mayor fue mi implicación.   Fue sólo una manera de expresarme.   No busqué ni el éxito ni la distracción.

IX

Desembarcamos para caminar hacia los centros comerciales.   Desde Main Street doblamos hacia las laterales.   De ambos lados la mayoría de las vitrinas estaban tapiadas.   Las fachadas mostraban signos de tiempos prósperos, quizás, de cuando la exuberancia de venezolanos era más evidente.   Ahora sólo había puestos improvisados, abarrotados en las aceras y atendidos por gente vulgar con su inconfundible cadencia de venezolanismos:   Por su parloteo, la palabra marico volaba sin malicia alguna.

  • Una vez Papá me vio sentado en la acera junto a un viejo sereno, quien trabajaba para nosotros los fines de semana.   Éste era conocido por tener un temperamento impredecible y esperaba nuestra partida hacia la ciudad.   Me había congeniado con él, a menudo acribillándolo a preguntas.   Más tarde, Papá dijo que yo era una persona capaz de hacerse entender por éste.
  • Señalaba tu resiliencia.

X

  • A finales de los años sesenta, nuestra familia agasajó a la hija del Presidente Rómulo Betancourt, Virginia.   Ella y su esposo se hospedaron en una de nuestras casas en Valencia.  Para ese entonces, Virginia Pérez era directora de la Biblioteca Nacional en Caracas.   Yo tenía trece años y Papá me había exigido que sacara mis cuadros de las habitaciones donde se quedarían los invitados.   Según él, mis pinturas no encajaban.   Un día, después de haber terminado el almuerzo, le presenté a Virginia una acuarela y comenzábamos a hablar.   Papá objetó, pero ella lo contradijo:   “Déjalo en paz”.   A continuación le expuse:   “Se trata de un espíritu joven en busca de libertad.”   Con dulzura ella respondió:   “Me gusta tu manera de pensar; te quiero escuchar más.”   Mas las palabras se me escurrían.
  • (David sonriendo), ya me lo dijiste.

XI

  • ¿Sabes si sigues un patrón o si tu vida es sólo un grupo de episodios desarticulados?
  • No veo las desvinculaciones ni puedo decir si hubo patrón.   Fui entonces simplemente audaz.    Mi habla, mi léxico y mi apariencia deberían haber parecido llamativos, aun quizás epicenos.   Amenazaban expectativas.   Fui diferente a mi hermano mayor, quien era un atleta con muchos amigos.   Yo era más bien solitario.   En mi inatención al deporte, tal vez Papá me hallara no sólo vulnerable, sino también ingenuo.   ¿Fue insatisfacción o inconformidad?   Encontré consuelo en invenciones privadas.   Poco después, borré, corté y rasgué dos años de pinturas, para luego arrepentirme.   Papá dijo que me rebelaba en contra de mi ambiente natural.
  • Él sabía que no podrías sobrevivir en un mundo de machismo y sus prejuicios.
  • Eso es el punto.   No me había dado cuenta.   Papá vio en mi temperamento un blanco de victimización.   Me había dicho que no podía ser abogado.   No encajaría.   Cuando repliqué que me dedicaría a asuntos exteriores, se mostró igualmente incrédulo.
  • Tal vez esto aclara su ausencia en la política; sabía que la imperfección humana conllevaba sus propios riesgos; reconocía el tipo de improbidad que saturaba al país.  Quería protegerte.

XII

  • Llegué a comprender que el excepcionalismo era un mito y la decepción poderosa.

XIII

  • Si la falsedad impera, no podría ponerme cínico.   ¿Para qué?   Las imperfecciones humanas son ajenas a sí mismas.   Por ejemplo, me incomoda cuando se me pregunta de dónde soy, como si se pudiese diagnosticar quién soy.
  • Con esto la mayoría de la gente no busca nada en especial.
  • Es mi reacción.   Es mi propia incomodidad con la lengua inglesa.   Se siente como si se me colocara en un nicho.
  • La gente también se puede identificar con esto, yo mismo.   Pocos de nosotros hacemos las preguntas acertadas.
  • ¿Hay alguien que pueda?   Si fuese posible, las respuestas serían justas.

XIV

Esa noche llueve.   Entre las nubes, se desvela llena la luna.   Salimos al balcón y admiramos las centelleantes luces de la isla.

  • En mis primeros años fuera de Venezuela, admiraba la vida estadounidense.   Antes de venir, la casa de mi tía Lina en Buffalo aparecía en mis sueños.   Ella pudo huir del Holocausto.   Las rosas de su jardín eran tales cómo me las había imaginado.   Su amabilidad allí fue tan locuaz cómo en Venezuela.   Su jardín me dejó con una memoria imperecedera.

XV

Esa mañana anclamos en Willemstad, Curaçao, encontrándonos rodeados por un alboroto de pelícanos.

  • En el primer regreso a Venezuela, Papá me preguntó sobre la inflación en los Estados Unidos.   Nunca supe por qué me interrogó.   Medio siglo después, no se me escapa la ironía de que Venezuela haya acumulado una de las tasas más altas.

XVI

Hacemos un recorrido por Willemstad.   Los edificios, las calles y los puentes de la ciudad recuerdan a Ámsterdam.   Sacamos fotos y deambulamos lentamente; luego, como turistas y pensando en nuestras familias, compramos manteles de lino.

  • ¿Crees que tu padre anticipaba la desintegración de Venezuela?
  • El mundo en el cual crecí siempre estaba al borde del abismo.   Papá solía decir que no sabía qué haríamos si él no estuviera.  ¿Cómo nos las arreglaríamos sin él?  Temía por nuestra vida, e inclusive la de todos los venezolanos.  Temía la brutalidad en ese paisaje entre el desprecio y el desacato.  ¿Cómo podríamos superarlo?

XVII

Nos mantenemos con la mayor privacidad, disfrutando el día completo de la altamar .   Volvemos a cenar solos.   Tenemos poco en común con aquéllos a bordo.

  • Estuve regresando después de veinticuatro años.   Sin un contrato de galería, volví a pensar de nuevo en destruir mis pinturas, esta vez, quemarlas, pero las llamas podrían haberme engullido con el hogar.   Esto me paró.   No podía hacer más que almacenarlas.
  • ¿No podría alguien haberte dado la mano?
  • Papá siempre hizo lo posible, incluso incitando los celos entre mis hermanos.  A lo mejor sentía lástima por mí.  Con respecto a mi trabajo en los Estados Unidos, un diario del lugar me entrevistó y según los vecinos la atención era inmerecida.  Luego papá murió y me sentí ajeno, aún más que nunca.
  • ¿Qué había pasado?
  • A la edad de 70, se había vuelto delirante, desligado de su propia voluntad.   Sus últimos cinco años coincidieron con la caída de Venezuela, y algunos miembros de la familia buscaban seguridad en Europa y otras partes de América.   Para mí el arte se convirtió en algo secundario.

XVIII

  • ¿Qué hubo de tus hermanos?
  • Me apena decirlo.    Sin testamento, su sentido de derecho de sucesión nos incrementó el dilema.  Mi hermano mayor exigió la primogenitura, aunque sin autoridad legal alguna.  No se lo concedimos, pero carecimos de los recursos para desafiarlo.  Se quedó con las rentas para sí.  Con el transcurso de los años, las propiedades han perdido valor y algunas se hallan okupadas, y otras inclusive expropiadas.  Preocupado por su seguridad personal, le propuse mi socorro.  Lo rechazó de tajo, dijo que confiaba en la Primera Dama de Venezuela, que no podía perder su identidad como abogado al salir de Venezuela.
  • Estas justificaciones son en parte ilusas, si bien no decir incautas.  ¿Y qué hay de tus dos hermanas y tu hermano menor.  Qué les ha pasado?
  • Mi hermana menor se mudó a Madrid con su familia.  La hermana que me sigue y mi hermano menor se han quedado en Venezuela.   Se apoyan en la medida que pueden.   Hace diez años, a éstos últimos los he ayudado, así como a mis tías.
  • Recuerdo haberlas conocido a tus tías cuando viajamos a Venezuela.   Celebramos los ochenta años de tu madre y las segundas nupcias de tu hermano mayor.  También rememoro el desconsuelo de su hijo menor.  Se sentía indefenso.  ¿No se mudó a la Argentina con su amigo?
  • Sí.   Hicimos todo lo posible para tranquilizarlo, como cuando conoció a mi ex-pareja, Nelson.   Se sintió reforzado por nuestra presencia, y en especial mi relación con Nelson ya le había desencadenado una validación temida por su padre.  Sin éxito mi sobrino había buscado su aceptación.  Les dije que esto no era cuestión de deshonra.

XIX

No muy lejos, en un pequeño pueblo de pescadores en la costa venezolana se encuentra un pedestal.   Le rinde homenaje a los guerreros enviados de Cuba en la década de los sesenta, cuya campaña se desploma.   Cinco décadas después, Hugo Chávez logra el sueño cubano sin disparar.

  • ¿Es concebible el sueño de una nación?   No juzgo a Venezuela ni a su historia, ya no soy de ellas.   No he batallado las represiones en sus calles.   Pertenezco ya a otra historia.   Hace cinco décadas que vivo en Estados Unidos, donde las medidas de rectificación persisten en desafiar al autoritarismo y la cleptocracia.
  • Últimamente, has hablado con mi amiga Cindy, analista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de los Estados Unidos.   Ella te dijo francamente que las medidas de congelamiento en contra de la corrupción venezolana son complejas.   La fuga de recursos financieros de países como Venezuela no se puede controlar fácilmente .
  • Así es; es algo incontrolable.

XX

  • ¿Te parece posible la estabilidad venezolana?
  • Es difícil.   No se explica cómo miles de millones de dólares llegan a manos de los parientes de políticos locales.   En absoluto no les importan ni su pueblo ni su patria.   El Estado de derecho ya no existe.

XXI

  • ¿Te has relacionado alguna vez con algún funcionario de ahí?
  • No de manera directa, sólo a través de familiares (quienes trabajaban a nivel institucional), así como de mi propio hermano (quien por un tiempo era asesor jurídico de la gobernación estatal).   Aparte de ellos, una vez me puse en contacto con un presunto reformista, hoy ubicado en la Florida.   En 1999, fue uno de los congresistas encargados de redactar la última constitución venezolana.   Actualmente, tiene muchos seguidores entre los expatriados.   En uno de sus pódcasts, discrepó conmigo sobre la falta de madurez en la política.   Respondió airado a mis alegatos de interés propio: “¡Y,  ¿quién diablos eres tú?!”   Luego le envié un texto:   “En general la mayoría de los reformadores terminan por no abordar sus pretensiones”.  Me respondió:   “¡Ay, por Dios, éste es un gran maricón!”.   Luego me bloqueó.

XXII

Llegamos a Colombia.   En Cartagena recorremos la antigua ciudad amurallada y el Fuerte de San Felipe.   Son una delicia aquellos largos paseos ondulados a la sombra de enrejados hilvanados por buganvillas, aquéllos que abrazan las paredes del malecón.   El guía habla de Simón Bolívar, padre de la Gran Colombia, quien había muerto en Santa Marta.   Señala una casa color vino tinto donde había residido Gabriel García Márquez.

  • Aunque no fui parte de las manifestaciones, con mi teclado he apoyado tanto a los disidentes como a los rebeldes.   Ha sido mi cri du cœur.   A pesar de haber fallado, la moralidad del grito nunca ha callado.
  • Es tu voz.
  • El tiempo mismo es un medio que mide la falta de la verdad.   Así como el tiempo evoluciona acordamos en su entendimiento.
  • El tiempo alivia la insensatez.
  • Ojalá prevalezca la justicia.   Quizás, se logre la armonía en una nueva generación.
  • Tal vez, perdamos nuestras libertades cuando menos se espera.

XXIII

Ahora estamos en el Canal de Panamá a punto de entrar en las esclusas del Gatún.  Tirado por trenes de cada lado trepa el barco por las tres hasta llegar a las aguas del lago.  La arquitectura del Canal despierta mi imaginación (pienso en las Pirámides de Egipto).  Llegamos a las orillas del lago en botes auxiliares y desde allí iniciamos el recorrido en autocar.  Zigzagueamos a través de cientos de edificios militares hasta llegar a las esclusas del Pacífico.  De allí nos dirigimos a la Ciudad Vieja, donde fotografiamos edificios y las plazas coloniales.  Apiñados al otro lado de la bahía, vemos los rascacielos del Panamá moderno.  Luego regresamos al Atlántico.  Justo antes de abordar en Colón al Eurodam, caminamos a través de un pequeño zoológico.  Deambulando, entre mamíferos y aves tropicales, vemos un gigante oso hormiguero con su larga lengua, aspirando alimañas.  A David le incita a hablar este animal:

  • No le faltan a ningún país los excesos del partidismo.
  • Y no sabemos porqué.
  • ¿Crees que haga falta una conciencia apolítica?
  • El extremismo brota de la incertidumbre.
  • La resultante polarización nos empuja a la violencia.

XXIV

A nuestra llegada a Costa Rica anclamos en Puerto Limón.   Después del desembarque nos montamos en un autocar.   Luego nos bajamos para navegar en barcazas fluviales a lo largo del filo de la selva.   Bajo aguaceros vemos varios animales tropicales – monos, osos perezosos, tucanes, serpientes y cocodrilos.   Terminando el recorrido, volvemos al autocar, el cual nos lleva a otras altitudes.   Al llegar, subimos a un teleférico hacia el corazón selvático.   Visitamos un laboratorio de investigación, un hábitat de mariposas y finalmente un sendero en dirección a unas cascadas.   Por la lluvia, las escaleras se ponen resbaladizas.   Exhaustos, nos resignamos al estrépito de las cataratas.

  • Por su abundante naturaleza, mi tierra natal atrajo a mis antepasados.   A partir de 1745 llegaron de Europa y de las Canarias.   Entre 1799 y 1804, el biogeógrafo alemán Alexander von Humboldt la elogió como un paraíso para las ciencias.   Pero hoy, su sobrevivencia es dudosa.

XXV

  • El 13 de mayo de 2014, recibí un correo electrónico en nombre de Barak Obama.   Aunque llevaba el membrete presidencial, por lo visto, era un formulario estándar.   Para cerrar, decía… Con nuestros socios internacionales, Estados Unidos continúa su análisis en cómo prestar apoyo a favor de dicho esfuerzo [es decir, el de promover un diálogo franco entre el gobierno central y la oposición].   Estados Unidos tiene fuertes lazos históricos con el pueblo venezolano, y seguimos comprometidos en nuestra relación con ellos.   Sus libertades fundamentales y derechos humanos universales deberían ser protegidos y respetados.
  • Para un lector ordinario, esto sugiere compasión, y en el mejor de los casos, proselitismo o aleccionamiento.   En realidad es Venezuela que necesita a Estados Unidos, y no al revés.

XXVI

Los últimos dos días en el mar, cenamos en restaurantes particulares.   Tomo apuntes de nuestras conversaciones.   David me complace hasta quejarse de mi falta de atención a la comida.   Lo único que no desatiendo es la escritura.   Es mi consuelo.   Esta última noche, al pasar por la costa suroeste de Cuba, las aguas turbulentas del mar desestabilizan nuestra caminata por el navío.   Antes de la medianoche, hacemos las maletas y las colocamos en el pasillo para la retirada.

  • Se colisionaban el pasado, presente y futuro:  La muerte de Chávez (en 2013) me llevó a pensar en la de Papá (en 1997).  El año anterior lo había llevado a Urgencias.  Un neurólogo le diagnosticó una lesión cerebral y me dijo que había poco por hacer.  Papá tenía 74 años.  Ya no hablaba.  De repente, con ira se levantó por algo que obviamente le carcomía.  Nos amenazaba.
  • Hasta el final, estuvo atormentado; fue irredimible.

XXVII

A la mañana siguiente, el día 15 de febrero estamos de regreso en Fort Lauderdale.   Antes del desembarque, desayunamos en la cubierta número dos, y, de nuevo, estamos solos.  Otra vez en el camarote esperamos la llamada.  Son las 11 de la mañana.   Descendemos para unimos a los otros viajeros.   Escaneados los carnets, bajamos hasta la terminal.   Recogimos el equipaje y llamamos a un taxi para llevarnos a casa.

  • Su muerte eximió tanto a Papá como a Hugo Chávez del tormento de la crisis nacional.
  • Para la nueva generación, la desigualdad venezolana se redujo a diferencias ideológicas.
  • ¿Es para ella un paso atrás?
  • ¿Puede examinarse?
  • Sólo si la indagación venciese la ignorancia.
  • El dilema no es sólo venezolano, ¡es del mundo entero!

EPÍLOGO

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Banquete de Platón [385 y 370 a. C.]:   Encomio de Agatón sobre el Dios Eros:

— . . .  ¿es que no sabemos que aquel que tenga a ese dios por maestro resulta famoso e ilustre, y oscuro aquel a quien Amor no toque?   [pág. 43]

—  . . .  es él quien crea:

           En los hombres la paz, en el piélago calma sin brisa,

               el reposo de los vientos y el sueño en las cuitas. [pág. 44]

Platón.   El Banquete.  Segunda Edición.  Estudio preliminar, traducción y notas de Luis Gil.   Madrid.  Editorial Tecnos, 2015 [Reimpresión].


*

La gracia del amor exige habituarse al aprendizaje.   Los rayos del sol entran en la sala de estar, mientras David abre las cortinas, tarareando . . .    “¡Por fin . . . hogar dulce hogar!/  ¡Pensé que nunca llegaríamos!”   Repuse . . .   “¡Qué preciosa pareció aquella gracia!/  ¡La hora en que creí por primera vez!”.  

  • De la incertidumbre, el amor nos recobra, nos indemniza, nos resarce, nos rescata.
  • Aun cuando indeterminada sea la razón.
  • Nos conforta la esperanza.
  • Al amor no se le subyuga.
  • Lo precisa la serenidad.
  • Nos despierta de la pasividad, nos revitaliza.
  • A buen entendedor . . .

*

FIN

Ricardo Federico Morín

Editor:   Billy Bussell Thompson

Meditaciones sobre José Ortega y Gasset

December 20, 2022

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En Reconocimiento

I

En primer lugar, me gustaría compartir con mis lectores mi mayor agradecimiento a Billy Bussell Thompson (n. 23 de noviembre de 1942), Ph.D., Profesor Emérito de Lingüística de la Universidad de Hofstra, por su generosidad al ser mentor y editor.    Su trayectoria académica va desde 1963 hasta 1993.   Entre sus publicaciones más destacadas en español, tenemos:   La razón de algunos refranes . . .; La vida de Santa María Egipçiaca . . .; Historia del virtuoso caballero don Túngano . . .; La leyenda medieval de Santo Toribio y su arca santa. . .; etcétera…

II

Desde 1989, nuestra amistad se ha extendido por más de tres décadas.    Hemos trabajado en estrecha colaboración en al menos una docena de artículos y cuentos (publicados en WordPress).   He tenido la suerte de contar con su franqueza y apoyo.  Nunca ha andado con rodeos.   Fue contundente, cuando cualquiera de mis borradores parecía sin mérito.   Cuando ése era el caso, los artículos se trituraban y quedé satisfecho con la integridad de su prosa, además de comprender mis propias limitaciones como escritor.    El Prof. Bussell Thompson (B.B.T.) generalmente compara la habilidad de escribir en prosa con la de un cono de visión cada vez más estrecho.   Este cono selectivo es similar a la integridad estética de una obra de arte plástica.   Con el presente esfuerzo, el Prof. B.B.T. creyó, desde el principio, en la posibilidad de sacar adelante esta historia en equipo.   A pesar de que vivimos en distintas regiones – geográficamente muy alejadas – de EE. UU., no hemos tenido problemas para comunicarnos por teléfono y correo electrónico.

III

Esta narrativa busca explicar la confusión que se encuentra en la sociedad y la política, e incluso su aparente falta de propósito.   De hecho, por este impulso dedico mi narración a los lectores.

IV

Inicialmente, no sabía a dónde conduciera esto.    Presenté un borrador de cinco párrafos al profesor B.B.T.   Cuando empezó a leer, hizo una pausa y me preguntó si me estaba refiriendo a la alegoría de la caverna de Platón.   Sorprendido, le pedí que se detuviera.    Respondí que su referencia a Platón me colocaba en una perspectiva diferente.    Agradecido, añadí que su pregunta fue bien recibida; en ese momento, quería proseguir con la investigación antes de continuar.

V

B.B.T. me animó a releer los diálogos de Platón.   A esto añadió que tomara en cuenta cualquier ambigüedad asociada con la concepción de Platón sobre la autoridad ideal del Estado (politeia) o Nación.    B.B.T. se refiría a las ideas platónicas controvertidas en los debates actuales.   También recomendó la lectura de José Ortega y Gasset (1883-1955).   Incluyó La rebelión de las masas [1929] y La deshumanización del arte [1925].   Me sugirió que fuera consciente de la perspectiva liberal meritocrática de Ortega (aunque creíamos que Ortega no se había caracterizado por respaldar abiertamente ninguna ideología política) y que prestara atención a la relevancia que Ortega le da al hombre que es consciente de sus limitaciones, frente al hombre que las ignora:    tanto en el caso de la burguesía como el caso del hombre de masas (que ejemplifican, para él, “la razón sinrazón”) – tal como lo explica en La rebelión de las masas.   Y finalmente, que me centrara en la distinción entre “contenido” y “forma”, para explicar la ruptura de la vanguardia con la burguesía.

VI

El profesor B.B.T. y yo también tuvimos un intercambio de ideas sobre los paralelismos entre el pensamiento platónico y el orteguiano.   Me aconsejó entonces que leyera de nuevo Meditaciones sobre el Quijote [1914] tanto en español como en inglés.   Allí, B.B.T. pensaba que yo podría encontrar un terreno fértil de ideas significativas sobre lo cual reflexionar y, así, poder desarrollar mis propias interpretaciones sobre la naturaleza del conocimiento, sus límites y cómo encontrar el significado del ideal de la verdad.

VII

Al escribir mi último cuento, titulado En la oscuridad el profesor B.B.T. ya me había instado a investigar el significado de “circunstancia”1, tal como define el vocablo Ortega en Meditaciones sobre el Quijote.    Nos quedaba claro que tanto el enfoque fenomenológico de la “circunstancia” de Ortega como la tesis de Platón sobre la transformación del individuo (a través del conocimiento) compartían puntos en común, que nutrirían mi propia narrativa.

VIII

Pero el viaje narrativo resultó ser tan desafiante como el profesor B.B.T. había previsto.   Su crítica, incluso entonces, nunca dejó de ser constructiva y entusiasta.   Su compasión estuvo presente siempre que me percatara de la necesidad de ser claro y preciso.   A menudo citaba la autenticidad y precisión de Ernest Hemingway.

IX

Una y otra vez me invadía un desgarrante dolor al tratar de comprender lo que deseaba expresar.   Liberar mi prosa de la superficialidad era tal cual como respirar profundo para así exhalar la vaguedad de mis angustias   A veces era incapaz de alejarme de lo obvio. Otras veces, o me escondía detrás de lo complejo o me aferraba al pensamiento abstracto y críptico:   al igual que la jerga reduccionista de las ciencias sociales.   El profesor B.B.T. sugería repetidamente ser breve:   Necesito respetar, ante todo, la sencillez del lenguaje y abrir el camino hacia su acceso.   Llevar a Platón y Ortega al lector era mi responsabilidad.   No debía imitarles ni pensar como ellos, sino representarles auténticamente.   Mi primera obligación es con el lector.   Para ello es esencial evitar eufemismos, aleatoriedad y devaneo.   El asentimiento de una comunicación efectiva es el objetivo de mayor importancia:   sólo me entiendo a mí mismo si comprendo al lector.

X

Las insistencias y críticas de B.B.T., las acogí con entusiasmo.   Su desafío se convirtió en el mío.  Hacía dos décadas que él me exorcizaba las limitaciones:   siempre que trabajáramos juntos, descubriera algo nuevo en mí y me hallara más en sintonía con la lengua inglesa y española.   Habría de ser mi propio traductor.   En dichos casos, tornaría con mayor respeto hacia ambas lenguas.   Habría de captar sus esencias, comparando los dos idiomas, mientras el uno informara al otro.


Prólogo

En el diálogo Teeteto de Platón [alrededor del 369 a.E.C.], Sócrates propone que la extracción extraordinaria de ideas es como producir una vida nueva y purgar lo superfluo e innecesario.   Asimismo, el objetivo aquí es producir y discutir qué es la iluminación y cuáles sean los obstáculos para su logro.   Sócrates me ha ayudado en cómo definir el conocimiento:   ¿Es la moralidad universal?, o incluso, ¿es posible la moralidad objetiva?   Por estas ideas estoy en deuda con Platón y Ortega y Gassett.


Ricardo F. Morín, 20 de diciembre de 2022
Redactor Billy Bussell Thompson


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Platón, busto romano de mármol copiado de un original griego, siglo IV, a. E.C., Museos Capitolinos, Roma

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Sócrates, busto romano de mármol copiado de un original griego, segunda mitad del siglo IV, a. E.C., Museos Capitolinos, Roma.

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José Ortega y Gasset (1883-1955), detalle de fotografía de su personificación de Honoré de Balzac, hacia 1900.

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Una forma de objetividad es reconocer la propia subjetividad.   Escasean las metáforas para comprender la realidad.   Uno observa el mundo principalmente a través de su propia experiencia.   Es difícil (aunque no imposible) comprender lo que uno no ha experimentado.   La verdad nunca descansa:   No es singular, sino siempre plural.

Anónimo

1

Índice

  • 1. Conciencia de la Transformación de Uno Mismo:

El principio supremo de la indagación es la conciencia de uno mismo.   En la indagación yacen los comienzos del cambio.

2

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  • 2. La Ausencia de Confianza:

En nuestra era de incredulidad, las historias que nos contamos sobre el pasado y el presente parecen estar en un estado de colapso.   Hay una falta de continuidad en el orden social, cada vez más asfixiado por la desinformación y la desconfianza.   Nos desafiamos unos a otros sobre lo que es real y lo que no lo es.

3

Índice

  • 3. La verdad incuestionable:

Para la mayoría de nosotros, una verdad última sigue siendo inalcanzable y las historias que compartimos del pasado y el presente ya nos parecen inútiles.   Junto con la desaparición de nuestras historias pasadas, la persona que busca la verdad y el acto de dar a una persona lo que le corresponde están en crisis.   Nuestra sociedad se encuentra marcada por una disminución de la confianza en el gobierno y sus instituciones.   Desesperadamente, el desafío de la creación de nuevas historias se ha convertido en un acto de preservación.   Asimismo, la autocracia está en ascenso.   La pérdida de fe ha sembrado la falta de sentido.   ¿Qué puede cambiar este curso de desesperanza?   ¿Cómo nos proporcionaremos una iluminación?

4

Índice

  • 4. La conciencia:

El conocimiento está en constante cambio y el resultado de esta desestabilización nos lleva a un mayor desorden.   Por eso la claridad es más necesaria para que nos entendamos.   Aunque la claridad no siempre sea posible, conocerse a sí mismo es imperativo.   Surge así la contradicción entre continuidad y cambio.   Aquí yace la búsqueda de la supervivencia.

5

Índice

  • 5. El no saber

No saber es la condición esencial de la existencia, a pesar del aparente deseo del saber o de su autoridad.   Saber es indagar.   La realidad, aunque fugaz, inspira a la reflexión.   El cambio comienza con el reconocimiento de que uno no está aislado.   Ni siquiera aquel (quien busca el sacrificio de sí mismo para su avance espiritual), mediante una clausura absoluta, podría librarse de su enredo con el mundo.   Es relacionándose con otras personas y con su entorno que esta persona pueda llegar a saber quién es.   Ni siquiera aquel (quien desprecia supuestos símbolos del miedo) es capaz de liberarse de su angustia.   El miedo a no saber se cierne sobre todos nosotros.   Es posible que esforzarse sin medida alguna (en la aspiración a la racionalidad) sólo nos lleva a terminar siendo irracionales:   Aquí radica el origen de la complejidad dado el abandono de nuestra inocencia.

6

Índice

  • 6. La energía vital:

En su teoría de los atributos culturales (Meditaciones del Quijote, Meditación preliminar; Índice 8, La pantera o del sensualismo, pág. 21), José Ortega y Gasset nos entrega su concepto de razón vital2, es decir, la razón se expresa a través de la vida misma.   Ortega disecciona la mente europea en dos arquetipos:   el “germánico” y el “mediterráneo”.   El primero es meditativo y el segundo sensual.   De lo sensual dice:   El predominio de los sentidos arguye de ordinario falta de potencias interiores.   ¿Qué es meditar comparado al ver?   Apenas herida la retina por la saeta forastera, acude allí nuestra íntima, personal energía, y detiene la irrupción.    La impresión es filiada, sometida a civilidad, pensada – y de este modo, entra a cooperar en el edificio de nuestra personalidad (Meditación preliminar, Índice 8, pág. 41).    La advertencia orteguiana aquí es encontrar un equilibrio entre extremos:   entre los excesos y las deficiencias de estos dos arquetipos.

7

Índice

  • 7. La agencia humana y su historia:

Una segunda fuente para mi comprensión de la mente y los sentidos se encuentra en la República de Platón (politeia) en el diálogo de Sócrates sobre la alegoría de la caverna al comienzo del Libro Siete.   Han habido una gran cantidad de interpretaciones.   La mía diferirá.   Mi propósito es escindir el significado del sufrimiento de la mente del esclavo liberado.   Una vez liberada de las ataduras, la mente del liberto (que asciende a la boca de la cueva) descubre su propia visión del mundo.   A pesar del resplandor del sol, la mente sin educación es transformada por el nuevo ideal de la verdad.   Pero la conciencia del cautivo (que se ha quedado atrás) es inseparable de la condición del liberado:    El esclavo (que permanece en las sombras del sufrimiento) no es enteramente separable de la memoria del liberado.   Debido al sufrimiento, la mente del hombre libre es consciente de su incapacidad para saber.   Al mismo tiempo, la mente libre aprende cómo su propia transformación puede depender del nuevo curso de su historia.   Las acciones de esta mente permiten la participación en el cambio y el cambio es posible a través del examen de si misma.   La mente se examina mientras medita sobre sí misma.   La meditación no es una obligación, sino una necesidad.   La meditación es el resultado de la libertad de la mente y es el medio para comprender sus propias elecciones al aproximarse a la verdad:   Pero dicho esfuerzo es tan sólo una aproximación a la infinitud de la verdad.   Aquí la mente liberada (deficiente frente al mundo visible), reconoce que ni sus acciones ni el curso de su historia son predecibles.   Ellos (es decir, las acciones de la mente y el curso de su historia) provienen de múltiples posibilidades sobre la creencia.

La mente liberada se da cuenta de que el tiempo es una ilusión:   el tiempo es fugaz, falso y engañoso.   La mente, habitualmente atrapada en su pasado, permanece sumida en el dolor.   La ira (que viene del pasado en busca de la justicia) tiene por único fin la manifestación del resentimiento.   Pero la ira sólo logra poner su existencia en suspenso, a la espera de una compensación.   Así como el tiempo es una ilusión para la mente, la búsqueda de una reparación emocional también es ilusión.   Para la mente, no hay reivindicación al estar atrapada en el laberinto de la ilusión.   Sólo la racionalidad del amor activo puede compensar la ira.   Si la mente del amador de la verdad puede proyectarse amorosamente en la dirección que le molesta, entonces surge hacia sí misma un sentido liberador de valentía.   La ira y el sentimentalismo son lo mismo.   A medida que la fuerza del amor se deshace del sentimentalismo, los deseos se disipan y con ellos también la ira.   Por lo tanto, la violencia deja de existir.   La alegoría de la mente de Sócrates (liberada del sufrimiento) lleva todas estas implicaciones y comparaciones hacia una meta de la Verdad Ideal.

8

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  • 8. Vigilancia e intuición:

En un esfuerzo por entender el concepto de circunstancia de Ortega, su Meditación preliminar, Índice 6, Cultura mediterránea, nos explica que cuando transita por el paisaje de las ideas tiene que meditar con atención sobre la influencia de sus experiencias.   No hace falta decir que esto incluye todas sus relaciones pasadas y presentes, las geografías que ha ocupado y todo aquello que ha hecho en la vida.   Ortega nos advierte de los riesgos de este acto de meditación:   Una viva sospecha nos acompaña de que a la menor vacilación por nuestra parte, todo aquello se vendría abajo y nosotros con ello.   Tiene que sostenerse el ánimo a toda tensión; es un esfuerzo doloroso e integralÍndice 6, Cultura Mediterránea, pág. 13.   En los diálogos de Platón se encuentra el mismo “esfuerzo”:   Mediante el acto de la meditación, el hombre libre de Sócrates extrae transformación y redención de las estrechas hendiduras entre las ideas:   La meditación ayuda al amador de la verdad a acercarse a su condición existencial; le ofrece la posibilidad de reaccionar de distinta manera y le sostiene con la misma energía que le da la vida.

9

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  • 9. La Fe:

Para la persona quien teme a la meditación, tener fe en las propias acciones y cambios no es suficiente para cumplir con su propia indagación.   Para ella, la historia no está viva:   está en un punto sin retorno; está muerta.   Ésta está en un mundo de desesperación, rodeada por la danza proverbial de las sombras.   Ésta está atada por sus propias cadenas, está abrumada por la falta de confianza y, sin confianza, es incapaz de dar el salto de fe.   Ni la noción de individualidad ni el concepto de libre albedrío parecen ya satisfactorios.   Ésta renuncia a su propio poder sin darse cuenta de las fuerzas que le influyen en la mente y los sentidos.   Su negativa a enfrentarse a la realidad se convierte en una decisión consciente de supresión de la verdad.   Este rechazo es antitético a la vida misma.   Para ella, la vida se convierte en esclavitud, oponiéndose al hombre liberado (quien reflexiona sin miedo sobre la realidad del mundo visible) y oponiéndose a quien se adentra apasionadamente en la exploración de lo desconocido.   La mente del liberto representa el concepto de la razón vital orteguiana, deseosa de ser absorbida por ella.

10

Índice

  • 10. La salvación:

Las distracciones pueden ser múltiples.   En éste análisis lúdico orteguiano, él nos da a entender que si la meditación se ajena por los miedos (de la mente), ésta puede sucumbir a la obsesión, e incluso caer desesperadamente en manías.   Ortega valora la relevancia de cada influencia.   Él entiende que un ser humano y un paisaje no están separados.   La unidad de los dos significa su salvación por “circunstancia”:   Así su apreciación concluye “Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvo a ella no me salvo yo –   Al Lector, Índice, pág. 41. (lo que a mi ver interpreto “soy yo mismo [en un mundo de percepciones] y en relación al mundo material que me rodea; si no los salvo a ambos, no me salvo a mí mismo”).   Por cierto, aquí Ortega se adelanta a su conclusión con lo que habría leído en la Biblia:   Benefac loco illi quo notus es3 (traducido libremente al español “haz el bien en el lugar donde eres conocido”).   Con estas declaraciones, Ortega refuerza la idea de que es incapaz de desvincularse de su entorno.   Para que florezca y encuentre la salvación, será necesario que se comprenda y proteja lo que comparte con el entorno.

Paralelo al análisis de Ortega se encuentra la alegoría socrática de Platón, quien nos enseña el efecto que el mundo visible ejerce sobre nuestra mente.   Desde estas dos perspectivas, la mente tiende a desanimarse por lo que no comprende.   La conciencia del mundo visible (de su influencia) es para ambos pensadores un instinto de sobrevivir.   Ser consciente, por lo tanto, significa estar en silencio, lejos del sonido ensordecedor del miedo.   Mientras haya miedo, promovido por el progreso de la civilización, no habrá movimiento ni separación de las distracciones.   Enfrentar el miedo significa dispersarlo, hacerlo desaparecer.   La dispersión del miedo es fundamental para la comprensión del yo.   Liberarse del miedo es enfrentarse al propio no-saber.   La esclavitud (en el fondo de la cueva) equivale a aceptar las imposiciones del miedo.   Tanto para Ortega como para Platón, la oposición a la indiferencia se encuentra a través de la meditación; así uno es capaz de estar alerto y conocerse a sí mismo.

11

Índice

  • 11. La percepción y su narrativa:

Vivir en la incertidumbre es la verdadera confianza.   El hecho es que los seres humanos se organizan en torno a las historias.   Cada historia creada es un acto de piedad que consuela la mente.   Sin embargo, las historias nuevas y antiguas son herramientas provisionales que llenan la ausencia de la fe, volcándose sobre el vacío de nuestra ignorancia.   Sea cierta o no, ella, la historia, es decir contar historias, nos rescata de nosotros mismos.   Contar historias es la razón vital.   Ella busca exponernos al mejor significado posible:   Éste se encuentra invirtiéndonos en el afán de superar la adversidad.   Éste se encuentra en algo nuevo dentro de sí mismo.   Éste se encuentra en el dolor constante por superar la adversidad.   Este proceso revela que la verdad no se puede controlar.   La felicidad depende de cómo se acepte la ausencia de control de la verdad y de cómo se deje de sentir aversión sobre las limitaciones.

La narración nos persuade a pensar que las propias acciones se extiendan profundamente en la conciencia misma.   Es posible que no se derrote el elemento preconcebido, porque el sesgo siempre está presente.   El sesgo persistirá siempre que exista el sufrimiento, la incertidumbre y el esfuerzo por superarlos.   El sesgo acecha detrás de nuestros pensamientos (insidioso y en silencio) y permanece allí a pesar de sus efectos nocivos.   La ironía es que si uno desterrara las ideas preconcebidas del sesgo, no habría progreso.   En cualquier historia, si el héroe supera la villanía del sesgo4 es porque él es capaz de cambiar:    Si no se vence el sesgo, uno deja de crecer y no hay transformación.   El éxito es menos importante que la lucha por superar los prejuicios.   Cada vez que la adversidad aparece, es un momento para reconocer esos prejuicios que aún residen en nosotros.   El éxito no proporciona la felicidad.   La felicidad sólo es posible a través del auto-descubrimiento.   Como tal, uno se convierte simbólicamente en la humanidad entera.   Ésta es su máxima expresión:   La creación de algo nuevo ante la adversidad, y cuanto peor es la adversidad, mayor la oportunidad.

12

Índice

  • 12. El Razonamiento (sensibilidad versus sapiencia):

La conciencia de la ficción es la apreciación de la paradoja entre lo que es y lo que no lo es.   El conocimiento expresa no sólo la conciencia de las propias intuiciones y sentidos, sino también el propio razonamiento sobre dichas intuiciones, sentidos o impresiones.   Es decir, cada vez que examinamos la percepción de nuestra memoria, estamos reinterpretando nuestra comprensión.   Así, la forma en que nos organizamos y nos observamos proviene de nuestros deseos y sentidos del momento, aunque estos (los deseos y sentidos) parten de nuestros recuerdos y preferencias habituales.   Por ejemplo, es difícil para nosotros estar de acuerdo con un origen en común, o con un hilo singular que nos una como especie, incluso si sea cierto.   Lo queramos o no, nos definimos por las historias que creamos ya sea por grupos o por países.   Al hacerlo, en realidad estamos imaginando creencias separadas y fragmentadas de que pertenecemos a lugares, culturas y razas distintos, aunque exista ese hilo insoslayable que nos conecta como especie.   Tal composición se encuentra en nuestra oriundez (común y preponderante) aunque nuestra percepción se resista a formar parte de ella.   Nos dotamos de diferencias dictadas por el condicionamiento de nuestras percepciones.   En La rebelión de las masas, Ortega se refiere a esta condición como la razón de sinrazón, lo que explica nuestra arraigada irracionalidad y fragmentación.   El conocimiento implica mayor contenido del que se adquiere a través de la forma de nuestras percepciones.   Nuestras mentes tienden a abreviar la historia, aun creyendo inclusive que no existe.   Sin embargo, cuanto más expansiva es la “circunstancia” o condición de aprehensión de la verdad, la razón vital de nuestra existencia nos exije mayor madurez.

13

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  • 13. La inteligencia Emocional:

Si un ser humano es la medida de todas las cosas, entonces también se llega a apreciar que el conocimiento es siempre inconcluso.    De allí que sea productivo que la meditación fortalezca nuestra mente, nuestra memoria, nuestro aprendizaje, nuestra atención y nuestra autoconciencia.   La meditación sobre el pasado, el presente o el futuro depende de la inteligencia emocional.   La inteligencia emocional se basa en captar la importancia de las influencias de todas las áreas de la vida del ser humano, desde su comportamiento hasta la relación con los demás y su entorno.   La realidad última depende del nivel de madurez de una persona, y es a través de la meditación que uno madura.   Por lo tanto, la forma en que una persona elija actuar depende de la meditación y de su nivel de inteligencia emocional.   Para el fanático (obsesionado por el miedo) la meditación parece imposible.   Para el fanático, la duda no es el problema.   El fanático busca reiterar ciclos.   El fanático no logra comprender que el miedo al cambio es irracional porque es inevitable que el mundo esté en constante evolución.   El fanático busca cambiar lo que está fuera de su control.   Desde el punto de vista orteguiano, esta persona, dentro de un sistema de valoración cerrado, no encuentra consuelo alguno porque su mente teme lo que no entiende.

Índice

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  • 14. Conexión con nuestro universo:

Desde la perspectiva orteguiana del Quijote de Cervantes [1605-15], aprendemos que la valentía que otorga el Amor – no el odio – nos impulsa a comprender … las materias de todo orden que la vida, en su resaca perenne, arroja a nuestros pies como restos inhábiles de un naufragio (Al lector, Índice, pág. 18)  : Amor es un divino arquitecto que bajó al mundo, según Platón -ὥστε τὀ πᾶν αὐτῶ ξυνδέδέσθα- «a fin de que todo en el universo viva en conexión.»   La inconexión es el aniquilamiento.   El odio que fabrica la inconexión , que aísla y desliga, atomiza el orbe y pulveriza la individualidad (Al lector, Índice, pág.18).  

Así, Ortega explica que el imperativo para el individuo es reflexionar sobre su circunstancia
(in medias res) … para despertar el deseo de comprender lo universal en sus particulares:   Desconocer que cada cosa tiene su propia condición y no la que nosotros queremos exigirle es, a mi juicio, el verdadero pecado capital, que yo llamo pecado cordial, por tomar su oriundez de la falta de amor.   Nada hay tan ilícito como empequeñecer el mundo por medio de nuestras manías y cegueras, disminuir la realidad, suprimir imaginariamente pedazos de lo que es.   Esto acontece cuando se pide a lo profundo que se presente de la misma manera que lo superficial.   No; hay cosas que presentan de sí mismas lo estrictamente necesario para que nos percatemos de que ellas están detrás ocultas. [Al lector, Índice 2, Profundidad y superficie, pág. 4].

15

Índice

  • 15. Una perspectiva heroica:

Antes del fanatismo viene el conocimiento.   El fanatismo es para Ortega el rechazo a las perspectivas ajenas.   Ortega subraya el razonamiento como un acto de caridad, que descubre las diferencias, y sugiere que la comprensión sea como el vuelo de un águila en círculos.   Para Ortega y Cervantes ser uno mismo es igual.   El acto de ser un héroe se lleva a cabo a través de una exploración sensible de la naturaleza de la realidad.   En la opinión de Ortega, así como la de Cervantes, la voluntad del héroe pertenece sólo a la persona de Don Quijote:   Porque ser héroe consiste en ser uno mismo.   Si nos resistimos a que la herencia, a que lo circunstante nos impongan unas acciones determinadas es que buscamos asentar en nosotros, y sólo en nosotros el origen de nuestros actos.   Cuando el héroe quiere, no son los antepasados en él o los usos del presente quienes quieren, sino él mismo.   Y este querer él ser él mismo es la heroicidad – Meditación Primera, Índice 15–pág. 41.  
No creo que exista especie de originalidad mas profunda que esta originalidad “práctica”, activa del héroe.   Su vida es una perpetua resistencia a lo habitual y consueto.   Cada movimiento que hace ha necesitado primero vencer a la costumbre e inventar una nueva manera de gesto.   Una vida así es un perenne dolor, un constante desgarrarse de aquella parte de sí mismo rendida al hábito prisionera de la materia.Índice 15–pág. 63.

16

Índice

  • 16. El temor al azar:

Una vida socrática es heroica, que de no examinarse, carece de valor.   En el dolor de vivir, uno tiene que aceptar como un hecho que el examen del miedo es parte integral de la vida.   Junto al miedo el destino nunca es postizo.   El destino no engaña, ni siquiera en nuestros infortunios.   El destino no es ilusorio, aunque nuestra percepción del tiempo pueda serlo.   De hecho, el destino nos desafía a cambiar.   El destino nos protege del estancamiento.   Lo que parece ser aleatorio es de cierto una oportunidad para aprender.   En consecuencia, el destino no existe para atacar, sino para estimular nuestra transformación.   El destino no se mueve en nuestra contra, sino que nos reta al cambio mientras enfrentamos obstáculos.   El destino ataca el miedo, porque el miedo de uno le quita la capacidad de tomar decisiones.   Las narrativas del miedo resultan ser profecías que se cumplen por nuestra propia voluntad.   El miedo engaña y nos define.   Dificulta la supervivencia.   El miedo nos impide evolucionar, nos paraliza:   Nos resistimos a abandonar los hábitos por miedo.   Así pues, uno languidece y no logra vencer la incredulidad.

17

Índice

  • 17. La infinitud y la humildad:

La sombra de la vergüenza representa los defectos de uno.   La sombra es lo que uno desea no ser, aunque su sombra sea parte de uno mismo.   Sólo cuando la sombra es aceptada con humildad, sus defectos se disuelven en el acto de uno amarse con compasión.   En última instancia, el fanático reconocerá su inconclusión y se dará cuenta de su propia insignificancia:   La incapacidad para la plenitud se cierne sobre todos nosotros.   Sólo a través del riesgo se aprende el alcance de los propios límites y cuánto más allá se pueda llegar.   Avanzamos a través de la humildad y la humildad no aprecia ni la verdad ni la falsedad.   La humildad es el reconocimiento del propio alejamiento inexorable de la verdad infinita.   Sólo la voz humilde reconoce la lucha por el entendimiento y la necesidad del cambio.   Ambos (el entendimiento y el cambio) dependen de huir de la desesperación.   Para Ortega y para Platón, la marca de los más altos valores se encuentra en nuestra vulnerabilidad.   Si nos entregamos absolutamente, entonces encontramos nuestra redención.

18

Índice

  • 18. Epilogo:

Mi perspectiva trata a Platón y Ortega fuera de cualquier justificación teísta.   Dejo de un lado cualquier aplicación de Platón al pensamiento teológico.   Asimismo, hago caso omiso a cualquier intento de atribuir respetos religiosos a la teoría de los valores de Ortega.   Para mí, sus nociones, cuando se sobreponen a la teología, no son creíbles.   Entiendo a Platón y Ortega en su búsqueda de los límites de la percepción y la racionalidad humana.   Los esfuerzos de sobreponer sus filosofías como fundamentos religiosos no se prestan a mi meta.

La profundidad del pensamiento de Platón y Ortega no se encuentra en un método para la moral objetiva.   Tampoco es relativismo ético, ni siquiera se encuentra en una pretensión de universalidad.   Las ideologías sobre la moralidad se derivan de normas dictadas por teólogos, aparentemente reacios a renunciar a la autoridad.   El papel del amador de la verdad no consiste en dictar la virtud ni definir una deidad.   Sus enseñanzas se centran en el racionalismo.   Su humanismo se asienta sobre un concepto de justicia que es antitético a normas fijas.   El paradigma del verdadero conocimiento – según Platón y Ortega – se deriva del amor basado en la originalidad del heroísmo.   Este amor no reside fuera del individuo.   No se encuentra en la promesa de un mundo trascendental.   El amor encuentra la salvación del ser humano en el presente.   Él requiere del propio examen de uno mismo.   Y sobre todo, este amor es una liberación del entumecimiento de la mente.

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Notas finales:

1Circunstancia“, es una representación de la suma total de influencias en la conciencia del individuo, expresando así la razón por su existencia.

2 “Razón vital” se erige como la filosofía de Ortega y Gasset que considera que la razón es, en sí misma, una expresión de la vida, mientras que “circunstancias”, es una representación de la suma total de influencias en la conciencia del individuo, expresando así la razón de su existencia.

3 He fallado en encontrar esta nota bíblica.

4  La villanía del sesgo se refiere al concepto definido por la filosofía del Dr. John Stutz (autor, psiquiatra y terapista en Bronx, NY) tal cómo lo arguye en el documental de Netflix dirigido por Jonah Hill. Veáse en https://youtu.be/UKCmefQdplI

Bibliografía

  • Meditaciones del Quijote:  Meditación Preliminar y Meditación Primera, by Jose Ortega y Gasset.  First Edition, PUBLICACIONES DE LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES, SERIE II.—VOL. I, Universidad Central de Madrid, MADRID, 1914
  • La Rebelión de las Masas de José Ortega y Gasset, publicado por primera vez en 1927 en serie por el diario El Sol, antes de su publicación como libro al año siguiente.

«Morín + Tortolero»

January 19, 2022

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Reconocimientos

Reconozco los aportes brindados a lo largo de ocho años por mis hermanos Alberto José, Andreína Teresa, Bonnie María Teresa y José Galdino, a quienes agradezco por salvaguardar la memoria de la familia.  También doy las gracias a nuestro primo Eduardo Morín Brea, hijo de nuestro tío Calixto Eduardo Morín Infante, por su resumen biográfico de la familia Morín. Por igual debo al tío Calixto Eduardo su guía al inicio de mi estudios universitarios en los Estados Unidos.  Como a él, debo a mi padre José Galdino Morín Infante los alicientes que lo hicieron posible allí.  Asimismo manifiesto mi gratitud y afecto hacia nuestra madre por su calidez y optimismo.  De igual manera honro a todos los primos y tíos tanto de la familia Morín como de la familia Tortolero, quienes ayudaron con la investigación genealógica.  Estoy especialmente endeudado con Ala Gaidasz Salamaja de Tortolero, viuda del hermano de nuestra madre, Federico Tortolero Rivero, y con su difunta hermana Lina Angelina Gaidasz Salamaja de Pystrak.  Y por final, doy gracias por el apoyo de mi amigo y editor más leal, el profesor emérito, Billy Bussell Thompson, Ph.D.

Ricardo Federico Morín , Fort Lauderdale, enero 20, 2022 .

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Dedicado a mis hermanos y hermanas

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Capítulo 1

El inexorable paso del tiempo

“¿Cómo hace uno un viaje en el tiempo a manos de sus antepasados?  En cierto modo uno viene a hacer el papel de su guardián.”

Ricardo F. Morín

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La diversidad genética es innata a la condición humana.  La figuración de que unos animales sean más diversos que otros es una interpretación tan limitada como subjetiva.  La forma más adecuada de ver nuestros orígenes sería como lo describía un amigo andaluz:  “. . .  es como buscar parientes de todo el mundo”.  Ciertamente, busco enmarcar las historias de mis padres a través de sus antepasados, para desarrollar una biografía, la cual vaya más allá del mero listado de fechas y lugares a definir los posibles vínculos entre costumbres y modos de pensar.  Mas no puedo decir adónde me llevará esta narración.

Hace unos años, me hice una prueba del ADN a través de Ancestry y 23andme.  Los resultados mostraron que el 40% de los marcadores eran de origen español y portugués.  El 60% restante eran no ibéricos:  de Europa, África y del Nuevo Mundo.

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Capítulo 2

Hacer conciencia

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Conocernos a nosotros mismos implica la necesidad de comprender las influencias que afectan nuestra conciencia:  de quiénes somos y de dónde venimos.  Aunque estamos limitados a corto plazo—en su comprensión, porque no tenemos un control absoluto de nuestras facultades.  Es importante, más que nunca en la historia humana, conocer nuestros orígenes hasta donde podamos.  La noción del autoconocimiento es una necesidad intrínseca e ineludible.  ¿De qué otra manera podemos reflexionar sobre nuestro carácter humano, tanto sobre nuestras imperfecciones como sobre nuestras aspiraciones, si no distinguimos entre variabilidad y naturaleza cambiante?

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Capítulo 3

Etimologías y toponímicos

“El estudio etimológico científico moderno se basa en los métodos y hallazgos de la lingüística histórica y comparativa, cuyos principios básicos fueron establecidos por lingüistas durante el siglo XIX”.

Encyclopedia Britanica, 2021. Traducción mía.

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La comprensión de la etimología de los nombres propios y sus ubicaciones geográficas se derivan de la lingüística comparada, como una forma de clasificar a las personas en grupos, por ocupación, lugar de origen, clan, parentesco, adopción y características físicas.

El apellido Morín deriva del francés antiguo Moré, apodo del ‘moro’ o moret.  En sus formas diminutivas significa ‘negro’ o ‘marrón oscuro’, o un bereber del noroeste de África.  El término fue utilizado por los europeos cristianos para designar a los habitantes islámicos del Magreb, la Península Ibérica, Sicilia y Malta durante la Edad Media:  El término moro se aplicó indistintamente a árabes, bereberes e íberos arabizados.  El apellido Morín se asoció con los moros de España.  En el siglo VIII los árabes entraron en la Península Ibérica y permanecieron como fuerza política de algún modo hasta 1492, con la caída de Granada.  El apellido Morín se encuentra principalmente en la provincia de Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias, y en menor medida en Madrid y Salamanca.

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El apellido Tortolero proviene de la región de Lombardía.  El término parte de la denominación dada a las palomas del género Columbina, “tórtola” o “tortolita”, que proviene del latín turtur, probablemente una onomatopeya.  Desde sus orígenes en la antigüedad, el nombre Tortolero era asociado con la mitología divinatoria por su habilidad de enviar mensajes, entre otras cualidades, y se les designaba a aquellos que por oficio criaban tórtolas:  Un tortolero en cierto modo era también un místico.  En España el principal asiento del apellido Tortolero es Andalucía, originario de Écija.  Los Tortolero se extendieron por el Nuevo Mundo, especialmente México, Venezuela y Puerto Rico.

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Capítulo 4

Orígenes

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Como muchas familias criollas, de ambos apellidos, Morín y Tortolero, encontramos documentación desde la Inquisición en adelante.  En 2015, el gobierno español ofreció devolver la ciudadanía a las familias que la habían perdido por expulsión forzosa.[1]

La familia Morín, comerciantes canarios, se instaló en Caracas en 1745.  Durante el período colonial, sus descendientes trabajaron como ganaderos, y luego, después de la Independencia (1821), sirvieron en el ejército federalista luchando contra varios caudillos.

Los Tortoleros, en cambio, según María Teresa Tortolero Rivero, se remontan al Toledo del siglo XIX.  El apellido Morín se puede rastrear a través de documentación en la Biblioteca Nacional de Venezuela y de registros eclesiásticos tanto en el estado Guárico como en el Distrito Capital de Venezuela.  Antes de su llegada a Venezuela se desconoce el oficio de la familia Tortolero, pero luego trabajaron como cañeros y cafetaleros en Altos de Reyes.

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Capítulo 5

Familia Morín

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En 1813 el cuarto tatarabuelo paterno, el “bachiller” José Calixto Morín Fuentes era párroco de Lezama de Orituco (fundada en 1688), hoy Altagracia de Orituco en Guárico [2].  Su esclava María de Los Santos fue la cuarta tatarabuela de la familia Morín.  Ésta le dio dos hijos a José Calixto, quienes, según las actas de bautismo, fueron emancipados por él.  Uno de sus hijos fue nuestro tercer tatarabuelo,  Críspulo Morín.  De la unión entre Narcisa Landaeta y él, nació Venancio Antonio (1843-1929), conocido como El Tuerto.  El bisabuelo Venancio Morín Landaeta fue un general federalista perteneciente al régimen Azul.

Venancio Antonio Morín Landaeta se casó con su prima hermana Andrea Fuentes Ramírez en 1870.   De esta unión nacieron siete hijos:   Luis Ramón, Críspulo, Jesús Antonio, Venancio, Sofía, Catalina y José Calixto.  Salvo nuestro abuelo, José Calixto Morín Fuentes, todos sus hermanos fueron abogados.  José Calixto estudió música; se desempeñó como director de orquesta en Altagracia de Orituco y fue compositor de valses y otros géneros.

Posteriormente, de la unión de José Calixto Morín Fuentes (1892-1967) y Domitila Infante Hernández (1892-1985), nacieron nueve hijos:  Calixto Eduardo (farmacólogo y filólogo), José Galdino (abogado y Doctor en Ciencias Políticas), Jesús María–apodado Chucho–(educador y funcionario ministerial), Sofía del Carmen (asistente del director general de la Biblioteca Nacional de Venezuela), Venancio Enrique (comerciante), María Josefina–apodada Pipina–(ama de casa), Luis Eduardo (abogado), María de Lourdes–apodada Malula–(secretaria de colegio) e Isaura Inés (ama de casa).

La familia Morín Infante vivió en Altagracia de Orituco hasta 1944.  En ese año, José Calixto Morín Fuentes fue habilitado al puesto de miembro de la Banda marcial de Caracas.  Dos años antes, el hijo mayor Calixto Eduardo (1917-2000) y José Galdino (18/04/1921-04/08/1997) eran estudiantes de la Universidad Central de Venezuela.  Calixto Eduardo se hizo cargo de su hermano a pedido de José Calixto, a quien le preocupaba lo difícil que era disciplinarlo. José Galdino y Calixto Eduardo se habían alojado con su tío Luis Ramón Morín Fuentes, hermano mayor de su padre José Calixto.  Durante este tiempo José Galdino sedujo al ama de llaves, quien dio a luz a un hijo suyo.  Nuestro primo Luis Morín Loreto, hijo de Luis Ramón, adoptó al recién nacido y le dió el nombre de César Morín Padrón.  José Galdino estudió derecho egresando summa cum laude de la Universidad Central de Venezuela el 26 de julio de 1947.   Su tesis doctoral, titulada “Capital humano”, estudió los principios básicos de los derechos humanos aclarados por primera vez por Frédéric Bastiat (1801-1850).  A partir de entonces, José Galdino se destacó como abogado litigante tanto en casos civiles como penales.  Nunca se involucró en la política venezolana

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Capítulo 6

Familia Tortolero

*

Los bisabuelos maternos fueron Elogio Tortolero Cabrera y Paula Ojeda  Todavía se desconoce el segundo apellido de la bisabuela materna, como también se desconoce la existencia de hermanos y hermanas.  Se sabe, sin embargo, que el bisabuelo Elogio tuvo cuatro hermanos:  José Antonio (quien murió en las guerrillas de Ezequiel Zamora), Tobías, Rosa Manuela y María José.  Se cree que los hermanos trabajaban como agricultores.

Los Tortolero Cabrera poseían una hacienda en el estado Carabobo, llamada “el fundo de Marta López”, en Altos de Reyes. De la unión de Elogio Tortolero Cabrera y Paula Ojeda nació Rafael Eusebio Tortolero Ojeda (1893-1938). Rafael Eusebio se casó con Marcolina Rivero (1898-1937). Ellos heredaron la finca y tuvieron cinco hijos: Lucía (ama de casa), Leopoldo (tendero), Rafael Eusebio (contratista), María Teresa (abogada) y Federico (representante farmacéutico). El abuelo Rafael Eusebio, sin embargo, llevó una doble vida manteniendo a seis hijos ilegítimos, que nunca se involucraron con los suyos legítimos.

La abuela Marcolina Rivero murió a los 39 años por eclampsia, y un año después nuestro abuelo Rafael Eusebio Tortolero Ojeda murió a los 49 años por una neumonía.

*

Capítulo 7

María Teresa Tortolero Rivero

*

María Teresa (10/08/1927-18/06/2010) tenía 11 años cuando quedó huérfana.  Entre 1938 y 1944 asistió al Colegio de Lourdes de Valencia.  El párroco Francisco Martínez, le facilitó el ingreso donde estuvo internada durante seis años.  Luego estudió por 2 años en el Liceo Pedro Gual tras lo cual empezó a trabajar como higienista en Valencia.  Poco después obtuvo el título de secretaria en Los Teques, estado Miranda, donde conoció y se casó con un emigrante ruso, Aleksander Sarayeff, en 1949.  A los pocos días del matrimonio, éste desapareció.

*

Capítulo 8

María Teresa y José Galdino

*

En 1950, María Teresa Tortolero Rivero se muda a Tacarigua donde conoce a José Galdino Morín Infante, cuando éste era jefe de personal en la Central Azucarera de Tacarigua.   Aconsejada por él, introdujo una demanda de divorcio.   Sarayeff reaparece con amenazas contra ella, y José Galdino lo somete a una medida cautelar que le impide contactarla.   Luego, en 1951, por falta de recursos médicos y de incubadoras neonatales, José Galdino y María Teresa pierden a su primer hijo, dos meses prematuro (Carlos Alberto). El niño vivió sólo unos pocos días. Un año después (febrero 17, 1952), María Teresa, a los 24 años, contrae nupcias civiles con José Galdino, de 31.

José Galdino compró una casa en un terreno de 12 hectáreas en las afueras de Guacara.  El terreno, enmarcado entre la carretera a Guacara y la autopista a Caracas, tenía una casa con piscina cerrada.  En esta residencia nacieron tres hijos:  Alberto José (abogado) en 1953, Ricardo Federico (autor y artista visual) en 1954 y Andreína Teresa (abogada) en 1955.  Las familias de sus padres les visitaban a menudo.   Luego los Morin Tortolero cambiaron de residencia al municipio de Naguanagua.  Allí nació María Teresa, apodada por su familia Bonnie (dramaturga, directora y enseñante) en 1958.  En 1959, la familia Morín Tortolero se mudó por última vez a la urbanización Carabobo en Valencia.  Allí nació José Galdino (comerciante de almacenamiento para la importación y exportación) en 1960.

Después de quince años de matrimonio en 1967, a instancias del reverendo Dr. Simón Salvatierra [3], María Teresa se presentó como candidata a la Asamblea del Estado de Carabobo y posteriormente fue elegida para la misma.  Su esposo José Galdino la obligó a renunciar al cargo debido a la historia de persecución del líder del partido, Marcos Pérez Jiménez, a la familia Morín.  Posteriormente, María Teresa abrió una boutique y, una vez más, su marido desaprueba su condición de tendera.

*

Capítulo 9

El encanto de la superstición

*

María Teresa se creía clarividente. Las personas referidas por amigos cercanos a menudo acudían a ella en busca de consejo espiritual. Inspirada en el Teosofismo y la orden Rosacruz, se adentró en los estudios metafísicos. Buscando consejo para su propia iluminación, frecuentaba sesiones de espiritismo. José Galdino cuestionaba su cordura. Él, a su vez, practicaba sus propios rituales de magia. Sus clientes y amigos le daban consejos sobre cómo mantener a raya enemigos, las raíces de su propio destino y los principios para lanzar hechizos.

*

Capítulo 10

Separación y divorcio

*

Los matrimonios permanecen intactos por mutuo entendimiento.  Tal unión es posible siempre que hayan historias compartidas.   Pero sin confianza las relaciones se desmoronan.

José Galdino y María Teresa no pudieron hacer frente a sus diferencias.  Después de 16 años de matrimonio, José Galdino seguía siendo un mujeriego empedernido, y María Teresa, sintiéndose no correspondida, se cansó de él y sus aventuras.  En cierto sentido, no conocían sus propias emociones y deficiencias.

Para José Galdino, el divorcio estaba fuera de discusión:  una amenaza para su estatus y sus finanzas.  Según la ley venezolana, el divorcio significaba dividir los bienes; algo que él no estaba dispuesto a hacer.  Cuando fue notificado en 1975 de la petición de divorcio de su esposa, su furor se volvió incontrolable.

Sabiendo cómo maniobraba su esposo en los casos de divorcio, María Teresa bloqueó cualquier posible transferencia de bienes conyugales.  Como resultado, José Galdino intentó arrojar al abogado de su esposa (Padrino Príncipe) por las escaleras del juzgado.

La sentencia de divorcio se dictó en 1979, justo un año antes de que José Galdino se volviera a casar (esta vez a Piedad Urán Cardona:  una estudiante de odontología,25 años menor que él).  La división de bienes entre José Galdino y María Teresa no concluyó hasta 1985.   A pesar de la sentencia judicial a su favor, María Teresa despidió a su abogado y asumió la representación de su hijo Alberto José!  Al hacerlo, tuvo que renunciar a gran parte de sus propios derechos.  Ahora se sentía agotada y sin ningún sentido de la justicia.  A partir de ahí se concentró sólo en su propio futuro.

Entre 1975 y 1985, María Teresa se puso por meta convertirse en abogada (quizás para vengar sus sentimientos de haber sido tratada injustamente por el sistema legal).  En preparación para la facultad de derecho, se enamoró de su tutor de matemáticas, José Espirilión Valecillos Carrillo (Piri).  Éste era profesor de secundaria en Valencia y quince años menor que ella.  Mientras ella se preparaba para ingresar a la facultad de derecho de la Universidad de Carabobo, él también decidió postularse.  Antes de terminar sus estudios de derecho, se casaron y se graduaron en 1992:  ella tenía 64 años y él 49.

*

Capítulo 11

Ironía de ironías

*

Inexplicablemente, María Teresa y el Piri trabajaban en el mismo despacho de su exmarido José Galdino y su hijo Alberto José.  María Teresa creía que sus sacrificios anteriores le habían dado el privilegio de formar parte del mismo despacho.  Su práctica se centró en la protección de los derechos legales de menores.  Sin embargo, su segundo matrimonio fue tan decepcionante para ella como el primero, por lo cual se disolvió después de sólo dos años.  Luego, en 1996, anunció que su divorcio de José Galdino había sido un error.  Ahora estando derrotada mental y emocionalmente comenzó a manifestar una especie de disociación cognitiva (¿era esto simplemente depresión o los comienzos de la enfermedad de Alzheimer?).

Al mismo tiempo, el matrimonio de José Galdino con Piedad Urán estaba en crisis.  Desde 1993, ella había estado pidiendo la derogación de su acuerdo prenupcial, obligándola así a renunciar a los derechos de propiedad acumulados durante el matrimonio.  José Galdino negó la solicitud.  Sin embargo, al cabo de tres años, fue la fortuna quien le concedió el anhelo de Piedad.

Entre 1994 y 1995, José Galdino desarrolló síntomas del Síndrome Neurológico de Pick, dejándolo incapaz de caminar, hablar y razonar.  Aunque busqué tratamiento para él, la interferencia de su esposa fue un gran obstáculo.  En noviembre de 1996, a sugerencia de mi padre, regresé a los Estados Unidos para tratar mis propios problemas de salud.  Unos meses después, José Galdino fue operado de una hemorragia cerebral.  José Galdino murió de una neumonía el 4 de agosto de 1997.

Para 1998, María Teresa ya no podía seguir ejerciendo la abogacía. Para ocupar su tiempo, su hija Bonnie le instó a volver a escribir poesía.  María Teresa alegó que José Galdino había quemado lo que ella había escrito antes.  Entre 2004-05 reconstruyó unos 15 poemas, que luego fueron distribuidos a los miembros de la familia bajo el título Magia Azul.

*

Capítulo 12

Últimos años de María Teresa

*

En 1999 a la edad de 72 años, María Teresa, cumpliendo un sueño de toda la vida, y yo viajamos a Europa.  Visitamos Madrid, París, Venecia y Roma.  En el viaje, María Teresa recordó cuando cinco años antes se había tropezado camino a los tribunales:  Para ella era mi consuelo de ella lo que representaba al más preciado de recuerdos compartidos.  Días después, en el aeropuerto, vio nuestro reflejo en un espejo en el club privado de la aerolínea y me dijo:  “Espero guardar este momento para siempre en mi memoria”.

En 2004, la invité a celebrar su septuagésimo séptimo natalicio en la ciudad de Nueva York.  En este último viaje, conoció a David, mi esposo durante nueve años, y a Eva, su madre, la cual era cuatro años mayor que ella misma. María Teresa admiraba la vitalidad de Eva.  Al año siguiente, María Teresa fue diagnosticada con Alzheimer.

En 2009, ella languidecía en las etapas avanzadas de la enfermedad y sabíamos que su tratamiento debía continuar en una clínica.  Ya no era posible que su hija Andreina asumiera la responsabilidad exclusiva de su cuidado.  Asimismo su hijo José Galdino no escatimó esfuerzos en el cuidado de su madre.  Su dedicación y conducta fueron ejemplares.

A la edad de 84 años murió María Teresa, el 18 de junio de 2010.

*

Epílogo

Un viaje en el tiempo

*

Al escribir esta historia, reconozco mis propias limitaciones al tratar de comprender vidas que creía conocer íntimamente.  Tanto mi familia como yo no sabíamos quiénes éramos, más de lo que realmente podemos sabernos a nosotros mismos.  Esto resalta una evanescencia que busca definir nuestras relaciones, que apenas tocan los bordes de nuestra existencia.  Hay mucho que no podemos decir.  Nuestros propios remordimientos, sentimientos de vergüenza o imprudencias solo pueden ser censores para nuestra comprensión.

El reconocimiento de que la vida es imperfecta es la definición de dignidad.  Cabe señalar que un ensayo sentimental no es el objetivo que deshonra nuestra existencia; es más bien una incongruencia que encubre nuestras imperfecciones.  Nuestras vidas se celebran por sus diferencias.  Ya sea que nos cuidemos unos a otros o nos inflijamos dolor, es una cuestión de tolerancia.  Lo que sería más notable sería el perdón.

María Teresa Tortolero Rivero a través de su vida.  De izquierda a derecha:  1. En 1945 con el uniforme del Liceo Pedro Gual.  2. En 1954 durante su tercer embarazo, acompañada de su esposo José Galdino Morín Infante y seguida de su cuñado Chucho Morín Infante.  3. En 1992 luciendo toga y birrete con diploma y medalla tras graduarse de abogada.  4. En 2004 a la edad de 77 años en frente de su yerno David Lowenberger y de brazo a su madre, consuegra, Eva Lowenberger.

Editado por Billy Bussell Thompson

Notas de pié de página:

  • [1] Ref: http://www.exteriores.gob.es/Consulados/SANFRANCISCO/es/Consulado/Paginas/Articulos/Leynacionalidadespañolasefard%C3%ADes.aspx Este enlace reporta que el Congreso de los Diputados de España aprobaron en el 2015 el Proyecto de Ley, el cual concede la nacionalidad española a los sefardíes descendientes de los judíos expulsados de España en el siglo XV.  La norma suprime la necesidad de residencia española y no exige la renuncia a la nacionalidad anterior.
  • [2] Ref: http://lavozdeoritucohistorialocal.blogspot.com/2015/08/casa-amarilla-de-lezama.html?m=1 Este enlace menciona al “Bachiller” José Calixto Morin quien reportaba al Arzobispo de Venezuela, en el año 1813, el estado administrativo y avance del Lezama.  Por decreto las tierras todavía pertenecían a los nativos indios Guarinos de la región, quienes las cultivaron hasta ser desplazados a finales del siglo XIX.
  • [3] Ref,: https://issuu.com/academiahistoriacarabobo/docs/la_hora_de_las_tinienblas_homenaje_ as_tinienblas_homenaje_ La hora de las tinieblas, conmemora en 2010 el nacimiento del párroco Simón Salvatierra.  El reverendo Dr. Simón Salvatierra (1910-69) era natural de Bejuma: un sacerdote de la Arquidiócesis de la ciudad de Valencia, quien rompió con las normas de la iglesia al ser senador afiliado a un controvertido partido político:   El Indio, también conocido como Cruzada Cívica Nacionalista, fundado por seguidores del expresidente, dictador militar, Marcos Pérez Jiménez.  A mediados de los años sesenta María Teresa mantuvo su consejo y estrecha amistad.  El Reverendo Salvatierra fue instrumental en que María Teresa hubiese sido electa a la Asamblea del Estado de Carabobo como representante de dicho partido y ella a su vez se sentía especialmente honrada de ser la primera mujer asambleísta de su estado.

*

*

Poemario de Maria Teresa

*

Magia Azul

(Dedicado a sus hijos)

i

Cuando florezca en primavera
(junio 15 de 1974)

*

Cuando florezca en primavera
hermosa flor de mi jardín,
te ofrezco en ella la vida entera
por que de pronto ...
se nos va al fin.

Cuido tu suelo, riego tus plantas
y dulces frutos darte quisiera
de mis campiñas de oro y plata
cuando florezca en primavera.

Hermosa flor de mi jardín
cruzo los valles, profundos mares
con sus alitas de querubín.

Dejo sus suelos y amados lares
pues ya su sabia no riega más
y las campiñas de sus cantares
deja su aroma y al fin se va.

Allá a lo lejos de verdes valles
en que yo soñé,
y esa la meta de mis andares
allá tus plantas que tanto amé.

ii

Alas al viento
(junio 15 de 1974)

[Poema escrito y anexo por su hija Bonnie Morín Tortolero]

*

Nacimos libres
cual amapolas sin alas
con la inquietud innata
de remontar escalas.
Y en un abrir y cerrar de ojos
emprendemos el vuelo ...
¿En qué aposento amargo
dejará su anhelo,
aquel que encubra sus ojos un velo
y el corazón el destello
de afrontar el mundo
cual ufano cielo?

*

[Alas al viento, escrito por Maria Teresa Tortolero Rivero en respuesta al mismo poema de su hija Bonnie]

*

... sigue su raudo vuelo
con el paso de su sino
que ancho y largo es el camino
y al primer paso ha caido,
avecilla mal herida:
levanta tus ojos al cielo,
no temas más al destino
que es de cobardes la huida
cuando el amor es divino.

iii

Ven a mí
(junio 30 del 2004)

*

Alma mía , ven a mí
si es que me amas.
Te estoy esperando.
No te hagas de rogar,
por que yo te amo
y sufro por no verte.

Me hace falta la luz
de tu mirar
para seguir viviendo,
por que aparecistes en
mi camino
para amarte hasta 
la eternidad.

¡Qué absurda es la vida
en algunos casos!,
donde no hay correspondencia,
no hay nada que esperar.

Dejar que las cosas sigan
su camino y nada más,
dejar todo en su lugar.
Se impone el olvido
y así será.

iv

Vive por ellos mi bien
(abril 9 del 2004)

*

De la estrechez de la forma
surge el principio de bien,
el bien de mis amores,
el bien de mi querer.

Sintiendo cuanto les amo
vive por ellos mi ser.
Es cuanto tengo,
es cuanto soy.

Sin ellos no sería nada.
Vive por ellos mi bien.
Les amo, les amo.
Gracias a mi creador,
amar es vivir.

v

No quiero, no quiero
(abril 14 del 2004)

*

No quiero forzar las barreras.
No quiero tener en mis sueños quimeras,
alentando la ilusión por un falzo amor,
tan frágil como brizna de paja en el viento.

¡Qué más quisiera borrar,
todo recuerdo ingrato de su vida,
qué más quisiera,
con la fuerza de este amor
que llevo indeleble en mi ser,
como un reto al destino:
Ése que jugó con nosotros
como si fuéramos niños!

vi

No te apartes de mi camino
(mayo 11 del 2004)

*

Pon en mi alma tu fuerza creadora
para cantarte con embeleso
todo lo que mi alma añora.
Ávida de tu consuelo
tu presencia implora.
Plena mi alma con tu amor divino
y no te apartes de mi camino.

vii

Soñé
(mayo 11 del 2004)

*

Soñé que era una diva
del bel canto
que con devoción
cantaba a mi Creador.
Era este soñar despierta
que me acompaña desde niña
con una dulce melodía,
dentro de mi alma,
que sin saber canto todavía. 

viii

Se hace un sueño realidad
(enero 26 del 2004)

*

Lo que fué para mi una lisonja
fué para otros un atrevimiento total.
Yo no juzgo, sólo sopeso las acciones.
El hombre no está en su lugar.
Él vive soñando.
Una manera de pasar el tiempo.
Mientras se limita a soñar
no le hace daño a nadie.
Sólo con sus sueños está,
y a manera de vivir soñando
se hace un sueño realidad.

ix

La más bella entre las bellas
(septiembtre 11 del 2004)

*

Era bella, la más bella entre las bellas,
de nariz respingona y fina,
de labios delgados y expresivos
con unos ojazos de cielo
que sonreían al mirar
y con una voz dulce que invitaba a cantar,
Yo cantaba con ella
a la sombra de un ventanal
y mientras cantaba
los pájaros venían 
y se ponían a cantar.

La canción que ellos oían ,
pajaritos mañaneros,
que venían a su ventana,
cantando en la mañana
para despertar el día.

Mamá se sonreía
y entre cantos me decía:
"Tú eres una pajarita más,
mi niña buena, mi niña inteligente.
Habrá que educarte bien
para que, entre vuelo y vuelo,
tus sueños se hagan realidad,
para que, entre sueño y sueño,
aprendas a volar.

x

Ausencia
(junio 13 del 2005)

*

Cuánto encierra la ausencia
angustias y sin sabores
por el que espera al ausente
que nunca llega, dejando dudas
al que espera desesperanzado
por no saber de su amado;
qué le ha pasado.
Hay que llenarse de paciencia
con un amor singular
y saber esperar
que Él se haga presente
con su amor de siempre.

xi

Del cielo bajó un ángel
(junio 30 del 2004)

*

Del cielo bajó un ángel
cargado de luz
y sus ojos como dos luceros
penetraron en mi alma
y se adueñaron de mí.

Pero estoy sola y triste
por que sin Él no sé vivir.
¿Qué se ha hecho mi ángel amado?
¿Dónde se ha ido?
¿Con quién está?
Aprende a vivir.
Yo te esperaré.
Sabré esperar.
Tu volverás a mí.
Te hare feliz
por que te amo.

xii

Por que te ví
(marzo de 1978)

*

¿Por qué te ví para quererte?
¿Por qué te amé
para vivir ausente?
¡Qué destino tan cruel!
Amarte tanto
sin saber si soy amada
y soportar estar distante.
No puedo comprender:
¿Qué se hizo de ese amor
de un alma enamorada
que ví brillar en su mirada?

xiii

Mirar quisiera
(marzo de 1978)

*

Errante voy entre las sombras
y como al ciego mirar quisiera,
mirando y viendo entre las cosas
donde no llega la luz del día;
mirando entre las cosas
hasta encontrar el alma mía.

Al cielo pido en su piedad infinita
se apiade de mi dolor acerbo,
pues si sufro por creerme diosa,
tambié sufro por sentirme sola;
pena que a mi alma roba
todo el encanto de su gloria.

xiv

Un alma grande me diste
(julio de 1979)

*

Una alma grande me diste
pues cabe un mundo en mi pecho,
sin embargo, vago triste
con el corazón desecho,

Como paria en el desierto,
de mi alma peregrina,
siento el punzar de la espina
y la duda de lo incierto.

Solitario etá mi nido.
Sólo ausencia existe en él.
¿Por qué señor tanto olvido,
por qué tanta hiel,
si mi hiciste para amar
y a Ese Amor quiero ser fiel?

xv

Como magia azul
(julio 9 del 2004)

*

Ya verás como el
águila real en raudo vuelo
al infinito alcanzará.

Ya verás como a todo lo amado
como Magia Azul
a ti vendrá.

Ya verás que la magia del amor
transforma al corazón,
da fuerzas a vivir,
el Sueño Aquel, tan esperado,
¡de amar y ser amado!

El libro de mutaciones

April 12, 2021

*

Ricardo Federico Morin

*

Editor Billy Bussell Thompson

*

Ricardo F Morin, estadounidense nacido en Venezuela (1954).
  Titulo:  Número de serie platónica 0023.
  Medium:   Imagen generada por computadora.
  2018

*


*

In memoriam Eva Lowenberger

*


*

El encanto del éxito para uno,
Te organiza la verdad en apuro,
Para prenderla en un lío con uno.

Ricardo F Morin – abril 12, 2021

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Reconocimiento

El libro de mutaciones es una nueva salida de mi trabajo como artista visual.  Escribo en colaboración con Billy Bussell Thompson, profesor emérito de la Universidad de Hofstra.  Nuestra relación no es la de autor y editor.  Como amigos, con una historia de experiencias e influencias variadas, nuestras relaciones van más allá de la mera reacción al otro.

No me considero escritor profesional, ni me importa emular algún estilo en particular de escritura.  Tampoco me considero un artista profesional.  Sin embargo, he dedicado la vida investigando ambas disciplinas.  De convertirme en escritor sería gracias a Billy.  Aprender a traducir las percepciones, como hablante no nativo del inglés, ha sido una tarea difícil.  Su ayuda en particular ha sido la de entender las diferencias entre los campos semánticos del inglés y el español, mi lengua materna.  Nuestras relaciones me hacen tanto un trabajo en progreso para él como para mí mismo.

El proceso que se encuentra en El libro de mutaciones proviene de cómo expresar la memoria en prosa.  Era fácil dejar de lado la falta de autenticidad, pero mucho más difícil era eliminar los detalles excesivos.  Aún así, la ausencia de lo cancelado dejaba su huella en la narrativa.

Unidos se encontraban recuerdos de eventos casuales o del azar de la vida.  Encontrar su unidad era la tarea a mano.  Todo se unía en un collage singular.

Para mí, la escritura y la pintura son procesos abstractos.  Aunque el proceso de escribir sea diferente al de pintar, cada palabra es como una pincelada o una línea, que culmina en un retrato regenerativo.

El libro de mutaciones documenta recuerdos a través de aquellos matices episódicos de una vida, donde lo que es personal y particular no es el objetivo; más bien uno busca la evolución de la verdad.

Ricardo F Morinabril 12, 2021

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Capítulo 1

Ignis Fatuus:  El mundo entero podría colapsar; para vivir necesitamos falsas esperanzas.

Capitulo 2

Tu abuelo paterno casi nunca hablaba; acostado a su lado, sufrías sus ronquidos.  Un domingo por la mañana te sentabas tranquilamente en el banco con él mientras él tocaba el órgano en la Iglesia de Bella Vista de Caracas.  Un domingo por la tarde, te llevaba a dar de comer a las palomas en la “plaza mayor” de Puerto La Guaira.  Un lunes temprano, se sentaba en un escritorio tallado y tomaba sorbos de café caliente de un platillo de demitasse.  Durante un tiempo, hacia girar los pulgares y silbaba una melodía.  De repente, te echaba de la casa creyendo que le habías roto algo suyo.  Temeroso, cruzaste la calle corriendo y casi te atropella un coche.  Te uniste a niños mayores que tú, de ocho años, quienes jugaban a las canicas.

Capítulo 3

Hay tantas cosas que ignoramos que la humildad se convierte en una necesidad, no en una elección. Nada puede ser concluyente en ningún momento.

Capítulo 4

Tu abuela paterna nunca entablaba conversaciones triviales.  Para disuadirte de chuparte el dedo pulgar, antes de acostarte, te aplicaba salsa picante en la mano izquierda.  Simplemente cambiabas al pulgar derecho.

Capítulo 5

El hombre no controla quién es, ni cómo piensa, ni siquiera cómo se percibe a sí mismo.  No controlas quién eres, cómo piensas o cómo te percibes a ti mismo.  Preguntar por qué existes u observar cómo cambias de vez en cuando, sólo parece sugerir una falta de control.

Capítulo 6

En su celda, el padre Manuel, el profesor de matemáticas, hablaba consigo mismo.  Sus murmullos eran apenas audibles.  A menudo nos reprendía por las diferencias entre un hombre grande y un hombre pequeño.  El padre principal Lisandro respondía que no había explicación para el mal en el mundo.

Capítulo 7

Los temores sobre la existencia de Dios y el diablo son argumentos imposibles.  Es una búsqueda inútil.  La cultura, similar a la tradición y la creencia, proviene de la imaginación.

Capítulo 8

Como amigo, Rogelio era atento y considerado.  Tu madre te llamó la atención de no acercarte demasiado a él:  —Era pobre, negro–.  Enfadado respondiste:   –La pobreza no era vergonzosa y, además, la piel de tu padre era tan sólo un poco más clara–.

Capítulo 9

¿Encuentras significado alguno en mundos imaginativos y ensoñaciones?

Capítulo 10

Durante el almuerzo, el tío Calixto se sentó al otro lado de la mesa.  Casualmente anunció el suicidio de una pareja que te había presentado, sólo hacía un mes.  Tu consternación fue obvia.  El tío Calixto insistía en que no debías preguntar más.  Años después, con el mismo tono de truculencia te acusó de malos pensamientos:  –Tienes al diablo en ti– por ser gay.

Capítulo 11

Te preguntabas qué tan moral puede ser una persona:  ¡alguien quien cree en el diablo, el infierno y la condenación eterna!  Para ti dicha moralidad era defectuosa.  Para ti la religión no era distinta a la astrología.

Capítulo 12

Hace quince años, Francis murió de cáncer.  Su hermano se afligió como si le hubieran amputado un miembro.  Prendió fuego a su casa antes de beber anticongelante.  La familia no se sorprendió.  Los vecinos te culparon por no haber borrado su dolor.  El administrador del edificio llamó al día siguiente alarmado porque habías expuesto 45 pisos a la conflagración, aunque tu no vivías con él.

Capítulo 13

El suicidio no es diferente del homicidio. Matarte a ti mismo no es menos moral que matar a otro.  Ambos son actos de cobardía.  La conciencia pertenece sólo a los vivos.  Matarse a uno mismo es violar la propia naturaleza.  Dar cuenta de la locura no puede absolver la agonía.  El recuerdo del amor es el único consuelo.

Capítulo 14

Justo antes de la Primera Comunión, tu padre mencionó la muerte.  Respondiste que era inevitable.  Más tarde lo escuchaste decirle a tu madre que tu respuesta fue bastante inesperada.  En Navidad, le anunciaste a tu padre que lo sabías todo sobre Santa.  Él respondió:  –¿qué planeas hacer al respecto?–.  Simplemente te encogiste de hombros y le pediste su bendición antes de irte a la cama.

Capítulo 15

¿Sufres por no ser un inocente?

Capítulo 16

El tendero dijo que conocía a tu familia, así que le pediste que te llevara a casa en la parte trasera de su camioneta.  Al llegar allí, se encontró con tu padre en un estado de pánico.  Le habías desaparecido y tú pensabas que te había olvidado.  A partir de entonces, no asististe a tus clases de arte durante diez años.  Luego, cuando eras adolescente, vagabas por tu vecindario.  Un día, a últimas horas de la tarde, encontraste a un joven mayor estudiando.  Estaba memorizando algo cuando lo interrumpiste.  Preguntó por qué le ofrecías dulces y tú dijiste:  –¿Por qué no?  ¿Acaso no somos vecinos?–  Cuando llegaste tarde a casa, tus padres se iban a reportar tu desaparición.

Capítulo 17

¿Puede alguien medir la conciencia?

Capítulo 18

Cada vez que atravesabas por las rejas de la casa de tu mejor amigo, su pastor alemán se lanzaba feroz hasta que reconocía tu voz y tu olor.  Ese día, tu amigo no había podido ir a la escuela.  No se sentía bien ese día.  Sin preámbulos, te ofreció como explicación que lo enviarían a una escuela militar.  Agregó que estaba terriblemente molesto y que tenía que deshacerse de su estrés.  Te sentaste en silencio al pie de su cama.  Los dos intercambiaban monosílabos, mientras él se masturbaba debajo de la manta.  Te dijo que tenía que “hacerse la paja y acabar”.  Dichas palabras no tenían sentido para ti.  Te marchaste con una mirada amistosa sin volver a verle jamás.

Capítulo 19

No alejabas los temores, tanto como debías tener en cuenta su fugaz existencia, como cuando te despiertas de un sueño.

Capítulo 20

De vacaciones con un compañero de clase, tu atención estuvo puesta en su hermano mayor Kiko.  Cada vez que tus cuerpos se tocaban temblabas.  Temías sentirte abrumado.  Mucho después de su muerte, su atractivo te persigue.

Capítulo 21

Desde la primera infancia la inocencia ya se había perdido en el dolor.   Hacía mucho tiempo de haberte convertido en un blanco disponible.

Capítulo 22

A los 18 años conociste a Ennio Lombana, después de haber cruzado a la casa de los vecinos.  Te convertiste en su víctima sexual.  Quizás esto explique ir a la universidad a seis mil kilómetros de distancia.

Capitulo 23

Intentaste no pensar nunca en el miedo, pero se convirtió en una obsesión.

Carta 24

Tu padre y tu tutor de arte te fomentaron la educación en América del Norte, pero temían sus implicaciones.  Sus recuerdos permanecen en silencio.

Capitulo 25

La ignorancia es la condición esencial de la existencia.  La arrogancia obstruye las percepciones de ansiedad, el dolor de la soledad, el miedo y el desamor.  La racionalidad no se puede lograr a través del dogma.

Capítulo 26

La Nena Pérez fue una rebelde de oro para José Luis.  Su belleza hechizaba a todos los que la veían.  Para su esposa Antonieta, sin embargo, era una intrusa.  Décadas más tarde, llegó una carta suya desde Andalucía.  En ella Antonieta fue elogiada como toda una señora.  Con auto-desprecio, alababa a tu padre.  Mencionaste que La Nena no te reconoció en un encuentro casual en Caracas.  Estuvo fuera de sí al saber que tu voz ya no le era familiar.  Al parecer, se había olvidado de navegar en canoa por la bahía de Tucacas.

Capitulo 27

¿Cómo puede haber amor si uno está vacío?  El hastío lo descubre.  La importancia personal aspira a la iluminación al igual que el anhelo a la santidad y la humildad.  Mas sólo es una suerte encontrar el amor puro.

Capitulo 28

Antes de ingresar a la universidad te inscribiste en un curso de inglés como segundo idioma.  El profesor hizo que el aprendizaje fuese emocionante.  Su paciencia te desarmaba.  A la hora de la comida, hablabas sin descanso, olvidándote de comer, y él sonreía con ternura.

Capítulo 29

La desesperación no puede mitigar el sufrimiento.

Capítulo 30

Tres Marías hicieron vuelo desde Sudamérica a las Cataratas del Niágara para una visita.  Se montaron en la noria del parque de atracciones a orillas del Lago Ontario.  Su visita fue un completo misterio, excepto que creían que estaban en contacto con extraterrestres.  Una de ellas se dio cuenta de que ella no era el objeto de los afectos de Ennio Lombana.  El colapso resultante de tu madre fue inmediato.

Capítulo 31

En 1977, hambriento y desamparado, estuviste cerca de morir.  Te distraes en las discotecas.  Conociste a Donald Bossak y Paul Barret:  el primero inseguro y el segundo suicida.  Te mudaste a los dormitorios de la universidad para enfrentarte a un grupo de alborotadores, que habían sido incitados por un compañero de habitación.  Fuera el extranjero, gritaban, prendiendo fuego a tu puerta.  En la graduación te enteras de que la universidad te había asignado un guardaespaldas.  Para entonces habías llegado a conocer a un estudiante.  Este disidente polaco, Jurek Pystrak, consoló tu miseria.  El verano antes de la graduación, estudiasteis juntos en Austria y, después de graduaros, él continuó sus estudios en la Universidad de Pensilvania y tú pasaste a Yale para el MFA.  Jurek murió a mediados de los 80 en Berlín.  Sólo más tarde te enteras de que fue SIDA.

Capítulo 32

La tecnología ha extendido nuestras vidas a mundos preconcebidos.  Los arquetipos algorítmicos imponen un cierto orden al prejuicio, mediante el cual te controla, vende y manipula.

Capítulo 33

Todos los fines de semana, tu y Jurek viajabais entre New Haven y Filadelfia.  Antes de tomar su Fulbright, él sugirió que estaba bien salir con otra persona durante su ausencia.  Tomaste esto como una falta de lealtad.  Desde Berlín escribió que había conocido a un historiador de cine.  Después de la muerte de Jurek, Karl visitó tu estudio de arte.  Encontró tus lienzos geométricos extrañamente formales.  ¿Fue su conversación un eco de su propia influencia en Jurek y de su propia visión de la libertad de expresión artística?  Más tarde escribía desde Berlín que se estaba muriendo.  En su carta, decía que tus búsquedas con respecto a tratamientos médicos eran inútiles pretensiones misioneras.

Capítulo 34

Pero no era una misión, era compasión por él como pudo haberlo sido por Jurek.  Karl estaba lleno de sus propios recuerdos; le rogabas que mantuviera la esperanza.

Capítulo 35

Nunca has llorado por alguien como cuando lo hiciste cuando Benjamin se fue a trabajar a París en 1984.  Después de que él se fuera de Nueva York, tu vieja amiga Carol Magar te ayudó a negociar el pase a la ciudadanía estadounidense.  Dieciocho años después, murió de cáncer cervical y cinco años antes, Benjamín había ya regresado de Francia.  ¿Fue su postura de ironía lo que los separó como amigos?  La última vez que te habló fue en una librería en Park Avenue y 57th Street.  Allí, con motivo de la promoción de uno de sus libros, le presentaste a tu esposo David.  Benjamín se disculpó y se despidió de abrupto para encontrarse con su agente.  Más tarde ese año, Benjamín se mudó a Tailandia.  Se convirtió en biógrafo y traductor de reconocidas figuras de las artes del siglo XX.  Solo gracias a la World Wide Web se puede ver su imagen al envejecer, y su prosa continúa brindándote su particular métier.  Sigue siendo tu provocador.

Capítulo 36

En 1987 te diagnosticaron SIDA.  Antes del diagnóstico conociste a un clérigo episcopal y a un actor de una telenovela.  Ambos lucharon por tu atención.  Durante años uno desaprobaba del otro.  El actor era irónico y el clérigo era un libertino.  El clérigo murió de un ataque al corazón en 2008.  El actor tiene más de 80 años. Su marido se burlaba de tí.

Capítulo 37

Durante los años de histeria del SIDA, tus amigos Philip Jung y Tom Bunny no le tenían miedo a la muerte.  Los consolabas cuando yacían tranquilamente en tu regazo.

Capítulo 38

Casi ciega, Lyda se veía a sí misma como una mecenas de la cultura latina en los Estados Unidos.  Disfrutaba la curaduría de exposiciones de arte en Midtown Manhattan.  Un maestro provincial, convertido en diplomático, le hizo valer la idea de que tenían la oportunidad de abrirse al establecimiento artístico estadounidense.  Luego, una revolución pseudo-progresista los fortalecían como potenciales populistas.

Capítulo 39

Escuchaste grandes historias.  Sus aspiraciones, afines al fervor religioso, nunca se materializaron.  Parecían timadores incapaces de renunciar a sus deseos de dominar.

Capítulo 40

Pintar te mantenía cuerdo, dijo un amigo, quien había ido a tu loft.  Tus pinturas estaban desarrollando un vocabulario abstracto.  Pintabas de noche y trabajabas como diseñador comercial durante el día.  Cuando tu salud falló renunciaste a todo y elegiste refugio con tu familia en Sudamérica.

Capítulo 41

Se aprende a vivir con miedo.

Capítulo 42

Te convertiste en un balancín en tu tierra natal.  Te encontraste con la repugnancia tanto del establecimiento médico como de la familia.

Capítulo 43

En 1994 las instituciones médicas venezolanas estaban colapsando.  Algunos médicos y varios miles de empresas te pidieron que redactases una declaración de misión para la Fundación Metaguardia.  Esta se había registrado como un programa para personas con enfermedades terminales.  La propuesta pasó a las comisiones del congreso venezolano, de Salud, Educación y Cultura, y hasta las Naciones Unidas.  El propósito falló.  El Ministerio de la Familia de Venezuela intentó convertir el programa en actividades para los débiles mentales.  No pasó nada.

Capítulo 44

En noviembre de 1995, hiciste un vuelo directo de Caracas a Los Ángeles.  Habías sido nominado a un Emmy por tu trabajo en En busca del Dr. Seuss.  A la mañana siguiente de despertar con una fiebre de 108 grados Fahrenheit, desde una cama de hospital, alucinaste hacer el amor con un ángel quien había descendido sobre ti.  A tu enfermera, le habías explicado que la muerte era una ilusión.  En tu mente hablaste de dioses y diosas egipcios, de alemanes deambulando por tu habitación, de Zapata luchando por la libertad de México, e incluso de un viaje intergaláctico en una nave espacial sobrevolando el hospital.  Una enfermera te pidió que abrieras los ojos.  Tu cuerpo había comenzado a desacelerarse; tu vista se había agrandado.  Sacando la vía intravenosa de tu brazo, querías huir.  No podías caminar, pero de alguna manera, pudiste bailar con la música que tocaba la radio de las enfermeras.  Te sentiste en un tiempo diferente.  Viste tu casa en Venezuela mientras gateabas por su piso.  Las lechadas eran como ríos.  Luego abriste los ojos a un océano.  Oías el corazón palpitar.  Subiste al tejado de tu casa y miraste el cielo despejado.  Los fractales de luz pulsaban como miles de arcoíris.  Ahora estabas despierto; tus tobillos estaban débiles.  Te levantaste sin embargo.  Te volviste hacia el médico y le dijiste:  –¿Qué significa la dignidad para usted?  ¿Eres un ser humano?

Capítulo 45

Nueve meses después, estabas en casa de tu madre.  Tu padre venía a visitaros todas las semanas.  A medida que te vuelves más fuerte, él te dice que deberías regresar a los EE. UU.

Capítulo 46

En noviembre de 1996, haces vuelo de Caracas a Nueva York.  Tu estadía de nueve meses en Venezuela violó el estatus de tu residencia.  –Creo que me estaba muriendo y no podía regresar– respondiste.  –Señor, puede proceder– dijo el agente de inmigración estadounidense.

Capítulo 47

Algunas semanas después, tu padre se cae en casa y sufre un derrame cerebral.  Después de la cirugía, muere en el hospital.  Tu madrastra lo había encerrado como si fuera una bestia.  Con dolor pintas de nuevo.  Sin más éxito que antes, los rechazos de las galerías continuaron abundando.  Con tu madre viajaste a Europa.  Ella hablaba incesantemente y luego nueve años después pierde la voz debido a la enfermedad de Alzheimer.  Sin padres, no tenías un puente con tus hermanos y hermanas.  A lo largo de los años de Chávez y Maduro has ayudado a la familia.

Capítulo 48

En 2012, dejaste de pintar en tu estudio de arte en Jersey City, sólo para volver al arte a través de las tecnologías digitales. . .  Por casualidad has recuperado la confianza.

Capítulo 49

En 1997 conociste a Nelson.  Juntos caminasteis por la selva amazónica hasta el Salto Ángel.  Nadasteis juntos en Los Roques.  Contigo se mostró vulnerable.  ¿Fue su suicidio el desahogo de su abatimiento por la muerte de su hermano?

Capítulo 50

En agosto de 1999, te confesabas ante un sacerdote nicaragüense en el Vaticano.  Te pide que midieras tus responsabilidades.  Lloraste desconsoladamente por la muerte de Nelson.  La respuesta del sacerdote:   –Esto no es el lugar–.  Desde el Vaticano regresaste al hotel, donde te encerraste.  Al regresar a los Estados Unidos, buscabas terapia.  Allí hablaste de una relación con un profesor de inglés casado con niños, quien te dice:  –Tú también me has matado–.  Luego entablaste una relación con un alcohólico.  Tampoco tuvo éxito.

Capítulo 51

La terapia se convirtió en una muletilla que estrangulaba tu libertad.  Al dejarle, el terapeuta se sintió decepcionado.  Se había acostumbrado a dirigir tus pensamientos y acciones.  Era su empoderamiento y, para su disgusto, te despediste.

Capitulo 52

Cuando tú y David os encontráis, él llena un vacío en ti y tú en él.  Se encuentra un respiro en un mundo imperfecto.

Capítulo 53

Se despertó con la quijada que le picaba y tenía una barba incipiente.  Frotaste tus mejillas descuidadamente contra su rostro y su olor almizclado.  Sus ojos tenían la expresión de un niño cariñoso.

Capítulo 54

Sus ojos brillantes muestran una tímida sensación de asombro.

Capítulo 55

Juntos han viajado por el mundo:  el Atlántico, el Pacífico, el Mar de China Meridional, el Mediterráneo y el Mar del Norte.

Capítulo 56

El 27 de diciembre de 2000, la policía informó que un hombre de 39 años aparentemente saltó hacia su muerte desde un edificio de apartamentos en Manhattan el domingo por la mañana.  El presunto suicidio ocurrió en Hell’s Kitchen, a poca distancia de tu casa.  Era tu médico de cabecera, que se había desplomado desde el sexto piso.  La semana anterior, le habías explicado que la última medicación que te recetó te había privado del sueño durante ocho días consecutivos.

Capitulo 57

Algunos amigos de infancia siguen en contacto hoy en día.  A los 94 años, Herta es mi amiga más antigua.  La conozco desde hace 46 años.  Ella fue mi mentora y amiga platónica desde la universidad.  Perdió su memoria por la enfermedad de Alzheimer.  De la escuela de posgrado de Yale, están Angiolina Melchiori, quien ahora es directora de noticias italiana en RAI TV en Roma; Ariel Fernández, quien es un químico físico e investigador farmacéutico estadounidense-argentino; y Maider Dravasa, vasca francesa con Ph.D. en Lingüística viviendo en París.  Los tres han sido mis amigos durante los últimos cuarenta años.  Al igual que con todos mis amigos, hemos atravesado los bosques de la vida a través de claros y espesura.  Luego está mi buen amigo Billy Bussell Thompson, quien tiene un doctorado en Lingüística, profesor emérito de la Universidad de Hofstra.  Creo que Billy ha sufrido lo que Job no sufrió.  Conozco a Billy desde hace 34 años desde 1987.  Mi verdadera educación comenzó cuando lo conocí.  A lo largo de los años, hemos sido coautores en múltiples ocasiones, o ha sido mi editor en casi todos mis blogs de WordPress:  “Observaciones sobre la naturaleza de percepción: Plasticidad estética, las artes y una mente humana libre”.  Cuando escribí otros cuentos en español, italiano o francés, Billy estaba allí para guiarme y ordenar mis pensamientos en las lenguas romances.  “El libro de mutaciones” evolucionó a partir de un collage de reflexiones provenientes de memorias, mi interés y aversión por las ciencias sociales, mi amor por la historia, mi interés por la métrica, su auge y caída en la poesía estadounidense, la prevención del suicidio y la auto-sanación.  Billy aporta a mi prosa el deseo de ser preciso y de aligerar esas alusiones mías, molestas, vagas y dispersas, y de superar mis limitaciones de fluidez como escritor bilingüe.  Más importante aún, está mi esposo de más de 20 años: David Lowenberger, quien ha ejercido quizás la influencia más significativa sobre quién soy.  Sus amigos y familiares también han contribuido de manera importante.  Para mi buena suerte, su madre, mi suegra, Eva, me obsequió 20 años de memorable amistad.  Digna en todos los aspectos, fue una inspiración como madre y amiga.  Recientemente murió casi cinco semanas antes de cumplir los 98.  Dedico estos cuentos en su memoria.

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Abril 12, 2021

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In Tenebris

January 24, 2021

Coautor Billy B Thompson

In memoriam Jose Galdino: mi padre.

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RECONOCIMIENTOS:

Comparto con el lector mi más sincero agradecimiento a Billy Bussell Thompson, PhD en Lingüística, Profesor Emeritus de la Universidad de Hofstra, quien ha sido mi mentor, editor y amigo más cercano de toda la vida. También doy mi profundo agradecimiento por la sutileza y percepción editorial contribuida por ambas, mi perspicaz hermana Bonnie Morín (https://www.metodomadrid.es/), dramaturga, productora y directora del Taller del Método de Madrid, y por su hija, la talentosa sobrina Natalia Velarde (@nix.conbotas), artista gráfica y autora de fanzines. También doy gracias por un muy esperado reencuentro con su otra hija, la sin-igual sobrina Camila Velarde, Lic. en filosofía y letras, y coreógrafo. Por último doy gracias a mi adorable esposo David Lowenberger, a quien considero más influyente en todo aspecto de mi vida. Sus sabidurías y percepciones sirvieron de inspiración y guía para la realización de este cuento.

Ricardo F. Morin T., 21 de Febrero, 2021

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PREFACIO:

Ahogarse con la propia saliva

Mi padre me dijo una vez lo deprimente que sería su vida si su identidad se perdiera ante la ortodoxia de la religión. No fue una coincidencia que, como reacción a la religiosidad de cinco generaciones, mi padre se convirtiera en criminólogo. Durante la mayor parte de su vida, creyó que las historias tradicionales sobre la retribución complementaria, la creencia binaria entre la recompensa y la condena, eran fantasías inofensivas hasta que se radicalizaran como reemplazos de toda investigación. De joven basó su propia tesis doctoral en dichos principios. Desafortunadamente, esas convicciones que consideró delirantes fueron en última instancia las suyas propias al final de su vida.

Pienso que, a excepción de la instigación de la violencia a través de la búsqueda de significado y su apego a la ficción, ya sea que la violencia surja de la retribución o de la auto-preservación, una persona no tiene por qué volverse temerosa o destructiva. El único remedio a la violencia es conocer la diferencia entre la fantasía y la realidad.

Al reflexionar sobre las contradicciones de mi padre, recuerdo lo que me había dicho cuando era niño, que mentir era una habilidad para sobrevivir. Permitía, a una persona esconderse en secreto, no necesariamente por incompetencia moral. La mentira podría surgir de la caridad o del miedo a ser juzgado. Para él, mentir era parte de convertirse en un adulto competente. Era una forma de ocultar imperfecciones y vulnerabilidades. Sin embargo, si la sinceridad o la honestidad amenazaran la supervivencia de mi padre, sería porque prefería inventar una historia en lugar de investigar su ignorancia y la comprensión disminuida de su propia importancia. ¿Era natural para él esconderse detrás de las mentiras o era su propia arrogancia? Quizás se ahogaba con su propia saliva durante toda su vida. Sufría de la ilusión de que podía evitar la verdad, o que podía controlar el no enfrentarse a ella. ¿Era esto un miedo a perder el control? ¿Era ésa una de las razones por las que no podía comprenderse a sí mismo? El misterio no se centró en su auto-cuestionamiento, sino en la ficcionalización de su propia vida, no de manera diferente a la de nuestros antepasados.

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PANDILLAS DE WEST HARLEM

1

El proceso

Por tercera vez estaba sirviendo como jurado. Como en ocasiones anteriores, me presenté como artista visual durante el voir dire. Esta vez el abogado defensor me preguntó si yo era retratista. Razoné para mí mismo que la pregunta tenía la intención de sondear los grados de observación a los que aspiraba un pintor. Respondí que mi interés como artista visual estaba en los procesos conceptuales del arte abstracto, no diferente al de un retratista o cualquier otro pintor representacional, buscando observar e interpretar la esencia de un tema. Lo que elegía representar a través de la abstracción o la concepción fue tan concreto como el de un modelo para un retratista.

2

Las normas

El juicio se refería al asesinato de un joven de catorce años y fui elegido miembro del jurado número 12. Anteriormente, me desempeñé en casos civiles. En los casos civiles, la preponderancia de la prueba es el principio determinante. En un juicio penal, el principio rector es la medida de la duda razonable. Las reglas eran admonitorias y tenían como objetivo evitar sesgos por parte del jurado. En sus deliberaciones, los jurados debían concentrarse en las pruebas presentadas y no en los antecedentes. Además, los miembros del jurado no debían compartir información con otras personas fuera de su propio foro. No sabía cómo me afectaría mi participación en un juicio por asesinato. El día después de que comenzara el juicio, el jurado número 11 fue reemplazado por un suplente.

Los testimonios duraron 17 días. Durante ese tiempo, se permitían nuestros dispositivos electrónicos, teléfonos móviles, computadoras portátiles y tabletas. A partir del día 18, cuando comenzaron las deliberaciones del jurado, nos quitaron estos dispositivos. Antes de esto, se nos había permitido hablar sobre asuntos no relacionados con el juicio. Éramos un grupo diverso y teníamos muy poco en común. Durante las audiencias judiciales, se nos permitió tomar notas mientras estábamos sentados en el estrado del jurado. Después de los procedimientos del día, nuestros blocs de notas permanecían en nuestros respectivos asientos. Cuando comenzaron las deliberaciones, podíamos llevar nuestros blocs entre el palco del jurado y la sala del jurado. Sólo entonces pudimos estudiar nuestras notas y referirnos a nuestras observaciones. Sólo entonces, pudimos empezar a hablar del caso entre nosotros.

3

Los jurados

El presidente del jurado elegido fue un director de oficina, que se sentía cómodo en su papel de moderador. Sus habilidades de comunicación fueron excelentes; incluso cuando no estaba de acuerdo, sus modales nunca expresaron condescendencia. Algunos miembros del jurado se mostraron reticentes y nunca emitieron un juicio de una forma u otra. El miembro más joven del jurado no consideró que el testigo del crimen fuera poco confiable. Otros miembros del jurado tenían la mente abierta. Un profesor permaneció tranquilo durante todo el tiempo; escuchó a los demás antes de expresar sus propias opiniones. Otro miembro del jurado estaba impaciente por la duración del juicio. Se quejaba de que tenía un niño pequeño que cuidar en casa. Aparte de mí, habían otros dos jubilados, uno de los cuales era un abogado corporativo, que nos recordó la distinción entre casos civiles y penales. Existían dudas razonables en diversos grados para cada miembro del jurado, excepto con respecto al más joven.

4

El acusado: In dubio pro reo.

La abogada defensora hizo que su cliente alegara la quinta enmienda constitucional. El acusado miró solícito, con ansias de desespero. Parecía siete años más joven con su corbata y camisa blanca recién almidonada. En su labio superior tenía un bigote recto y su cabello era un afro recién rapado. Se presentaba obviamente para dar fe de salubridad. Desde el momento del asesinato, era reo de Rikers Island. Sentado a apenas a 10 metros del jurado, el acusado mostraba una sonrisa en su rostro cada vez que nos miraba. Algunos miembros del jurado interpretaban su semblante como un regodeo. Otros veían su expresión como auto-compasión o abyección, incluso como un intento de conquistarnos. Su sonrisa, una especie de mueca retorcida, fue imperturbable, razón por la cual nos inquietaba. Sin embargo, resolvimos descartar nuestras aprehensiones. Era imposible saber si el acusado estaba arrepentido o simplemente intentaba engañarnos. Más importante aún fue la cuestión de la coherencia. Si la duda nos habría de servir de algo, tendría que surgir de la evidencia. La clave fue saber si el acusado era un agresor solitario o si había alguien más involucrado. Nuestra certeza tendría que provenir de la valoración de los hechos y no de las apariencias.

5

El enjuiciamiento

La fiscalía cargó al acusado de asesinato en “primer grado”. Esto implicaba premeditación con alevosía. La fiscalía agregó otros dos cargos: asesinato en “segundo grado”, lo que sugería falta de premeditación. El tercer cargo fue por delito de homicidio: muerte causada durante la comisión de un delito con arma ilegal y con extrema indiferencia hacia la vida humana. Emitir un juicio sobre estos cargos se basó en la intención. Cada miembro del jurado tendría que llegar a una aproximación de la verdad, y ninguna otra explicación razonable podría explicar la evidencia presentada en el juicio. El veredicto, por supuesto, tendría que ser unánime. La prueba de la participación directa del acusado era fundamental. La evidencia tenía que demostrar que el acusado había cometido el crimen. ¿Fue la muerte de la víctima el resultado de una legítima defensa o fue deliberada? La pregunta ante el jurado era si existían circunstancias fuera del control del acusado. ¿Cómo entraron en juego sus instintos y miedos con sus propias acciones? ¿Podrían los jurados diferenciar todos estos aspectos?

6

Testimonios

I

El clima de aquel julio fue abrumadoramente caluroso. El aire acondicionado en la sala del jurado era viejo y tan ineficaz como la del tribunal; la sala del jurado era aún más sofocante, particularmente entre los largos intervalos de los procedimientos de cada día. La habitación era apenas lo suficientemente grande para la mesa larga y sus 12 incómodas sillas. En este espacio reducido, era casi imposible para nosotros caminar, ir a la fuente de agua o incluso al único servicio disponible. Los recesos para el almuerzo eran muy anticipados. En los pocos días de brisa refrescante, pudimos abrir las ventanas, pero teníamos que aguantar el ruido callejero. En la sala del tribunal, no se permitían tales libertades.

II

A la tercera semana del proceso, el juez comenzó a ponerse de pie con los brazos cruzados sobre las caderas. Con cara de desconcierto, se daba la vuelta y se ponía de pie detrás de su silla, con la túnica negra medio desplegada y la corbata suelta. A veces, asumía lo que parecía ser una expresión meditativa con ambos brazos apoyados sobre el respaldo de la silla. Otras veces, se apoyaba con uno de sus codos sobre el respaldo de la silla. Una de sus manos sostenía su barbilla, dándole una cierta mirada de abandono. Para mí, semejante informalidad rompía con la monotonía del caso, como si lo ayudara a mantenerse despierto, apaciguándosele del calor embrutecedor.

III

El caso había estado bajo investigación durante siete años. Nosotros, los miembros del jurado, quedamos asombrados por la falta de cohesión de las acusaciones. Las declaraciones de los testigos no se correspondían en modo alguno con los alegatos del fiscal. De hecho, el caso de la fiscalía parecía estancado. Uno se preguntaba si había alguna justificación para dicho juicio. El único mérito del caso aparentemente fue el uso de la autoridad de un jurado para emitir un veredicto, ya fuese para descargo o condena.

IV

Según testimonio de la policía, el crimen fue el resultado del enfrentamiento de dos bandas rivales. Las edades de los pandilleros oscilaban entre los 12 y 40 años. La abogada del acusado proporcionó sus fotografías al jurado. Las fotos les mostraban en ropa costosa. Ambos grupos parecían lucirse, como si fuesen la fuente de orgullo del barrio. Cada grupo tenía sus propios signos de mano como lemas. Según la policía, la noche del asesinato las dos bandas se peleaban por su territorio en el tráfico de drogas. El acusado llegó a convertirse en el principal sospechoso dos años después de iniciada la investigación. Según uno de los detectives, el acusado buscó “joder” a los miembros más jóvenes de la pandilla adversaria, como una forma de establecer su propia autoridad sobre ellos. Se dijo que el motivo del acusado era también satisfacer la sed de venganza por haber sido “rallado” (desprestigiado) por ellos. El jurado consideró, sin embargo, que dichas intervenciones eran meramente subjetivas. Para nosotros los únicos hechos creíbles eran los de la lucha territorial entre ellos.

V

El primer testigo, quien tenía 13 años en el momento del asesinato, fue el eje de la defensa de la acusación. Había sido un amigo íntimo de la víctima y su proximidad al hecho le hacía valioso. Durante el transcurso de varios días de testimonio, dos oficiales le escoltaban vestido con un mono naranja, con grilletes en ambas manos y tobillos. Sólo le quitaban las manillas cuando se sentaba en el estrado. Por el abogado del acusado, supimos que el testigo había estado detenido durante dos años por un cargo de asesinato distinto. La abogada defensora le preguntó: ¿Está aquí hoy a cambio de indulgencia por la acusación que enfrenta? En desafío empujó los brazos y los hombros hacia adelante. Su actitud parecía evasiva, mientras la fiscalía se oponía a que respondiera. La pregunta fue retirada, pero el jurado no la olvidó. Su mano cubría parcialmente su rostro, especialmente sus ojos y nariz. Su cabeza se movía de un lado al otro. Señaló este al acusado mientras se frotaba la barbilla y le acusó de asesino. Sus declaraciones nos confundían al parecer mas bien manipuladoras. Se evidenciaba que él no había visto de dónde había provenido la bala. Sus acusaciones sonaban inverosímiles, como si hubieran sido ensayadas. Tenía un aire prepotente, exudando odio. Durante el examen de la fiscalía, reveló su conversión al Islam y afirmó que había llegado a ser mejor persona a través de las enseñanzas del Profeta. Para nosotros, sin embargo, su comportamiento era el de un malhechor impenitente. Su falta de sensibilidad insinuaba una vida delictiva e inmoral.

VI

El segundo testigo del fiscal hablaba en voz baja, pero su testimonio parecía vacilante. Según él mismo, había estado al filo de una horda. Se había formado un círculo alrededor de un encapuchado y la víctima. Cuando fue interrogado por la defensa, titubeó antes de admitir haber visto a otro compañero armado. Pero al final cedió. Recordó que otros pandilleros habían disparado al aire. Su reconocimiento del uso de otras armas explicaba los múltiples proyectiles de balas encontrados por la policía. Sin embargo, el origen de la bala que penetró el corazón de la víctima continuó siendo un misterio. No sabíamos qué había pasado. ¿Fue una represalia? ¿Estaba el tirador incitando a otros cómplices? No hubo respuesta, ni de este testigo ni del anterior.

VII

A pesar de que la abogada defensora trató de desentrañar la credibilidad de los dos testigos presenciales del fiscal, ella tropezó con sus propias palabras. No pasó desapercibida su afirmación de que el encapuchado podría haber llevado una pistola dentro del bolsillo de su sudadera. Pero, como nadie había afirmado todavía haberlo visto sacar un arma, su atención a este asunto parecía fuera de lugar. ¿Estaba tratando de negar la inocencia del hombre encubierto, mientras que al mismo tiempo parecía implicar a su propio cliente? No podíamos entender su propósito, ya que la identidad del encapuchado nunca se había aclarado. Para el acusado, su digresión fue intrascendente. Pero para nosotros, el jurado, dicho desliz aumentó la duda. Aún así, al final, la defensora logró refutar las pruebas reunidas por la policía.

VIII

La noche del asesinato, un peatón llamó la atención de un velador de vecindario sobre una conmoción callejera. El velador no hizo nada hasta que la policía llegó en sus autos encontrando el cuerpo del asesinado. La multitud alrededor de la víctima ya se había dispersado y ninguno de los vecinos hablaba de buena gana de lo que habían visto. El jurado se mostró consternado porque la orden de arresto se emitió dos años después del hecho. El abogado defensor enfatizó que, en el transcurso de esos dos años, la memoria del suceso en cualquier testigo seguramente se hubiera opacado. El abogado defensor argumentó: “… sólo señalar con el dedo a un presunto culpable, por el simple deseo de cerrar el caso, no debe considerarse probatorio en sí mismo”.

7

La evidencia

Como parte de nuestras deliberaciones solicitamos ver la evidencia en vídeo antes y después del tiroteo. Testigos habían afirmado que en la noche del asesinato el acusado fue a una casa de vecindad en busca de un arma, la cual compartían los miembros. Había dos cámaras, ambas con ángulos de visión bastante restrictivos. El vídeo era granulado: producto de cámaras de seguridad de baja resolución. No se incluía sonido alguno y las imágenes estaban entrecortadas. La cámara del vestíbulo mostraba a alguien bajando las escaleras para salir, vestido con una gorra de béisbol debajo de una sudadera con capucha. Sólo sus labios y barbilla eran visibles. Para nosotros el dilema fue cómo identificar a la persona. La mujer del jurado con el niño en casa enfatizó: “… esas facciones no eran de gran particularidad, podrían haber sido las de cualquiera”.

El crimen tuvo lugar a la medianoche. No había tráfico y la calle estaba mal iluminada. Por segunda vez, examinamos la cinta de la cámara exterior. Nos concentramos en el rodaje justo antes del suceso. La imagen era turbia y nos mostraba a la persona encapuchada saliendo del edificio. La espalda de la víctima era visible y su amigo estaba detrás de él. De pronto hubieron varios destellos de disparos, uno de los cuales ocurrió justo al lado de la víctima. El encapuchado estaba frente a la cámara claramente empuñando un revólver.

La evidencia balística mostró que la trayectoria de la bala provino de una distancia corta antes de ingresar al cuerpo de la víctima. Quizás el disparo vino de la posición del encapuchado, pero esto era tan sólo una suposición, y no sabíamos quien era él. Más importante aún, la policía no halló arma alguna. En resumen, los testimonios, el análisis y los relatos escritos nos resultaron inútiles.

8

La comunidad

Los miembros del jurado estuvieron de acuerdo en que no se podía confiar en los relatos de las bandas ni de los de la comunidad. Las dos bandas vivían en manzanas adyacentes. Plagada de drogas, la comunidad se había convertido en su propia víctima. La solidaridad se manifestaba como hostilidad, en mutua convivencia. Los asaltos eran generalizados, tanto en las calles como en los hogares. Madres, hermanos y hermanas se atacaban entre sí. La tasa de mortalidad era alta, lo que en sí mismo evidenciaba que la comunidad estaba sembrando las semillas de su propia destrucción. Rara vez algún adolescente estaba exento de robar o asesinar. Ningún programa social era de ayuda. Nos preguntábamos si sólo servíamos como agentes de retribución y venganza.

9

Justicia ciega

Desde los primeros días de deliberación, no estábamos seguros de si el acusado había tomado parte. En nuestro cuarto día, la joven que se había mostrado inflexible sobre la culpabilidad del acusado comenzó a vacilar. La mayoría de los miembros del jurado todavía pensaban que era inocente, pero cuatro insistían no estar convencidos. Cuanto más aceptaban los jurados sus propias limitaciones, más difícil resultaba formarse una opinión. La frase justicia ciega nos parecía más bien hiriente.

10

Unanimidad

La mayoría discutió con los cuatro opositores. Las tensiones escalaron con el termómetro. El calor del mediodía, la humedad y el ruido de calle se volvían cada vez más insoportables. Con las ventanas cerradas, encendimos el anémico aire acondicionado y nos asustaba más que nunca el no estar a la altura de la tarea. Nuestros desacuerdos nos llevaron al límite y nos pusieron los nervios de punta. Lentamente avanzamos hacia el acuerdo. Paso a paso, se hicieron concesiones. En el momento de la tercera encuesta, el moderador votó con reserva en contra de la condena. Mas, todavía habían tres miembros del jurado defendiendo con firmeza la condena. Nos dimos un minuto de silencio antes de emitir un nuevo voto. La decisión fue unánime por la inocencia. Nos preguntábamos estupefactos si habíamos presentado un veredicto injusto o si habíamos descarrilado el caso.

11

Anunciando el veredicto

Convocamos al guardia y le entregamos la funda oficial con el veredicto. Después de regresar a la sala, el juez nos encuestó individualmente. Impreso indeleble en nosotros estaba el rostro de la madre del niño asesinado. Desde el principio se había sentado sola en la esquina trasera izquierda al fondo de la sala. Su dolor contrastaba con el de la familia del acusado. Cuestioné las reacciones de los familiares. Me sentía inepto, e incluso de hecho insignificante. A partir de ese instante, mi entendimiento se evaporaba.

Anunciado el veredicto, un clamor estridente irrumpió en el tribunal. Los gritos de la madre del niño asesinado se disputaban con el regocijo de los del acusado. A fuerza de percutir su martillo, el juez exhortó a la sala que guardara silencio. Y clausuró agradecido por el servicio de los miembros del jurado. ¿Teníamos o no razón?, me preguntaba.

12

El azar de la verdad

La aleatoridad dominó a cada incursión del jurado. Recordé con temor el imperativo de mi padre de esconderse detrás de la ficción como si ello fuese instrumento de suficiencia.

El jurado inició el desalojo de la tribuna. Observé que el juez nos miraba con una leve sonrisa de comprensión, mientras nos dirigíamos hacia la salida. Caminamos hasta la sala de deliberaciones donde recogimos nuestras pertenencias por última vez. Nos trasladamos al ascensor en el extremo opuesto del palacio de justicia. Abajo nos esperaba la familia del exculpado quienes al acercarnos exultaban sus gracias a gritos ensordecedores. Su influencia había pervertido toda una vida, mas hecho triunfante, era una corrupción sin acabar.

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Epílogo

Terminado el teatro de confrontación, jurados, abogados, y testigos se convirtieron en actores de lo absurdo. Nuestro veredicto fue tétrico. Sin opciones, las ventajas y desventajas se habían enfrentado dejándonos vacíos. ¿Qué papel hacen el abandono y la oscuridad en la condición humana?, me preguntaba. Tal parece que la indiferencia a la verdad se convierte en la coraza de no ser juzgado.

Ricardo F Morín T

En la oscuridad

July 20, 2022

Prólogo

Ante la sugerencia de abreviar In Tenebris, me dispuse a adaptar esta historia para aquellos lectores interesados en captar su sustancia, la cual se deriva de circunstancias cuya fuerza vital no puede subsumirse a una dimensión lineal o lógica.   Las explicaciones son inútiles frente a este drama humano, donde el temperamento no pueda manifestarse en lo verbal con absoluta claridad.   Dicha esencia, abierta e insondable, se deja por su autor a la intuición del lector, al explorar su complejidad envolvente, cada vez que haya una doble lectura.

Ricardo F. Morin, Bala Cynwyd, Pensilvania; 30 de junio de 2022

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La revista Time nombró a las “Rompedoras del silencio” del movimiento #MeToo como su Persona del año 2017; el presidente reprendió a la prensa de “fake news”, mientras las temperaturas en la ciudad de Nueva York se sentían más altas que nunca.

En medio de todo esto, me convertí en el jurado número 12 en el juicio por asesinato de un niño de catorce años.   Ahora, la búsqueda de la verdad ocupaba un lugar destacado en mi mente.   Sesgo y sospecha, ¿cómo irían a ser tratados?

El acusado (joven, vestido con una camisa blanca almidonada y corbata) estuvo sentado a apenas 30 pies de distancia de nosotros, el jurado.   Su apelación a la quinta enmienda constitucional en contra de la auto incriminación y su torcida mueca de sonrisa nos eran inquietantes.

Dejamos a un lado nuestras aprensiones.   Si la duda fuera a jugar un papel en el juicio, tendría que venir de la evidencia.

Como jurados nos sorprendió la falta de cohesión en las denuncias:   lo que dijeron los testigos no correspondía con lo que argumentaba el fiscal, ni tampoco con la defensa.   Ningúna arma ni la ADN apuntaban a la identidad del perpetrador.   “¿Qué justificó la acusación de este joven como asesino?”

El día 18, cada uno de nosotros tendría que llegar a una aproximación a la verdad.

La sala de deliberaciones apenas era lo suficientemente grande para la mesa larga y sus 12 sillas incómodas.   El aire acondicionado era viejo e ineficiente.   La temperatura era tan sofocante como lo había sido en la sala del tribunal.

Los jurados éramos diversos y teníamos poco en común.   El presidente asignado era un gerente de oficina y se sentía cómodo en su papel de moderador.   Sus habilidades de comunicación eran excelentes.   Algunos de nosotros éramos reticentes y nunca expresamos una opinión en un sentido u otro.   Otros eran más volubles.   Una maestra permaneció en calma en todo momento; escuchando a los demás antes de expresar sus propios puntos de vista.   Otro miembro del jurado, el número siete, se impacientaba por la duración del juicio; ella tenía un niño pequeño que cuidar en casa.   Aparte de mí, habían otros dos jubilados, uno de los cuales era un abogado corporativo.

Desde los primeros días de la deliberación, no estábamos seguros de si el acusado había tomado parte alguna.   En nuestro cuarto día, dije: “el principal testigo presencial no era creíble”.   El jurado número cinco, aquella mujer joven quien había sido más inflexible sobre la culpabilidad del acusado, comenzó a vacilar.    Aunque la mayoría de los miembros del jurado todavía lo consideraban inocente, cuatro no estaban convencidos.   Cuanto más aceptaban los miembros del jurado sus propias limitaciones, más difícil se volvía formarse una opinión.   La frase “justicia ciega” se tornaba más bien hiriente.

La mayoría discutió con los cuatro oponentes.   Las tensiones subían con el termómetro.    El calor del mediodía, la humedad y el ruido de la calle nos hacían cada vez más refractarios.    Con las ventanas cerradas, encendimos el anémico aire acondicionado y temimos más que nunca no estar a la altura.

Nuestras variaciones nos ponían tensos.   El jurado número cinco insistía categóricamente:   “el testigo presencial principal no mentía”.   Sin embargo, el momento crucial para todos fue cuando el miembro del jurado número siete se expresó, urgiéndonos con furia:   “las únicas características visibles en las cámaras de seguridad pudieron haber sido las de cualquier otro miembro de las pandillas”.   Lentamente, nos movimos hacia un terreno común.   La decisión fue entonces unánime, inocente.

Después de que regresáramos a la sala del tribunal, el juez nos encuestó individualmente.   Indeleblemente impreso en el rostro de nosotros estaba el de la madre del niño asesinado.   Su dolor contrastaba fuertemente con las miradas desgarradoras de la familia del acusado.   Me sentí insignificante, incluso inepto.   “¿Habíamos hecho bien o mal en nuestro veredicto?”, me preguntaba.

El jurado se disolvió.   Recogimos nuestras pertenencias y nos trasladamos a un ascensor en el extremo opuesto del palacio de justicia.   Abajo, esperaba la familia del absuelto.   Cuando nos acercamos, nos gritaban ensordecedoras gracias.

Nosotros (el jurado, los abogados y los testigos) servimos de actores en lo absurdo.

Fin

Editado por Billy Bussell Thompson

21 de julio de 2022

Vladimir Putin vs democracia

April 23, 2022

“Aunque. . .  la victoria pueda coincidir con la destrucción de la humanidad,. . .  sin el totalitarismo nunca habríamos conocido la verdadera naturaleza radical del mal.“

Hanna Arendt: Extracto de Los orígenes del totalitarismo (Harvest Book 244) Edición primera, 1951.

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Si el liberalismo tuviera éxito como núcleo de un nuevo orden mundial, se basaría en la creencia en el estado de derecho y un orden constitucional:   uno que limite el poder ejecutivo a favor de la capacidad de los individuos para tomar decisiones sobre el curso de sus vidas por sí mismos – lo cual es sólo garantizable a través de un sistema de derechos y leyes democráticas.

EXTRACTO DE “LIBERALISMO Y SUS DESCONTENTOS” DE FRANCIS FUKUYAMA. PUBLICADO EN MARZO DE 2022: TAMBIÉN EL AUTOR DE “ORÍGENES DEL ORDEN POLÍTICO” [1].

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I

En su libro “Decisiones Difíciles, sobre Vladimir Putin” (2014), Hillary Clinton nos cuenta que como Secretaria de Estado asistió a una ceremonia en el Monumento de San Petersburgo erigido a las víctimas de la invasión nazi de Leningrado, tras la cual cenó con Putin.   Putin compartió con ella que su padre había servido en la primera línea del frente contra Alemania en Leningrado y que había tenido la extraña experiencia de haber rescatado viva a su esposa de una pila de cadáveres, justo antes de que fueran enterrados.    Putin agregó que su madre, habiendo sobrevivido a una muerte casi segura, lo dio a luz después de la guerra (Vladimir tenía dos hermanos que habían muerto por causas naturales antes y durante la guerra).   Comprensiblemente, Clinton sintió una especie de compasión que estos eventos habían dejado en su psique.    En su libro, ella plantea al lector la pregunta de si estos hechos podrían explicar la mitología de Putin sobre lo que significaba para él ser ruso.   Para ella, correcta o no, sin embargo, se debe considerar que esta historia dio cuenta de la percepción de Putin sobre su propia historia y la de Rusia.

II

De los Secretarios de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell, Condoleezza Rice, John Kerry, Hillary Clinton y Rex Tillerson, hemos aprendido que Putin esperaba y exigía respeto y reconocimiento de las capacidades rusas.   La clave no sería respetar sus valores o acciones, sino respetar la importancia de su papel como líder.   Según estos secretarios, la clave de la negociación debe corresponder al presente, reconociendo que Putin es ambicioso en sus propósitos, y que, aunque puede adaptarse a las circunstancias que se presenten, sigue siendo impredecible.   Habría que esperar su oposición a las ideas occidentales, en particular sobre la base de sus propias nociones de igualdad.    Estas son características sobresalientes del presidente ruso, particularmente en lo que respecta a sus relaciones con los Estados Unidos.   Sin embargo, en el pasado, Putin ha mantenido colaboraciones de larga data con EE. UU., en lo que respecta a las sanciones contra Irán, el acuerdo nuclear con Irán y el corredor aéreo sobre Rusia para reabastecer a las tropas estadounidenses en Afganistán.

III

El 8 de noviembre de 1991, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron en una dacha estatal el Acuerdo de Belovezh (la Creación de la Comunidad de Estados Independientes) para disolver la Unión Soviética:   una medida que Putin proclamó más tarde como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo” [2].

IV

Tras el cierre de la KGB de Alemania Oriental en 1991, Putin regresó a Rusia, donde ascendió por primera vez al puesto de primer teniente de alcalde de San Petersburgo en 1994.   En 1996, se unió al equipo presidencial de Boris Yeltsin como vicealcalde. a Pavel Borodin, el principal administrador del Kremlin.   En julio de 1998, el presidente Boris Yeltsin lo nombró director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, sucesor nacional del KGB) y, poco después, se convirtió en secretario del Consejo de Seguridad de Rusia.

En un principio, Yeltsin nominó a Putin como primer ministro en 1999.   El aumento de la delincuencia, la corrupción institucional y las dificultades económicas empañaron el régimen de Yeltsin.   De repente, el 31 de diciembre de 1999, Yeltsin anunció su renuncia y nombró a Putin presidente interino.   Prometiendo reconstruir una Rusia ya debilitada, Putin salió victorioso en las elecciones de marzo de 2000, obteniendo el 53 por ciento de los votos.   Su campaña prometió eliminar la corrupción y crear una economía de mercado fuerte.   Posteriormente, Boris Yeltsin llegó a lamentar su apoyo a Putin.   En marzo de 2004, Putin ganó un segundo mandato como presidente con más del 70 por ciento de los votos después de que los precios del petróleo impulsaran el auge de los consumidores y elevaran el nivel de vida, una tendencia que continúa durante otros cuatro años.   En 2007, Putin abogó por los principios de la igualdad democrática en su discurso en la 43ª Conferencia de Seguridad de Múnich, cuando acusó a EE. UU. de imponer un mundo unipolar y atacó a los participantes de la UE por complicidad [2].   Luego, con una disposición constitucional controvertida, Putin se vio obligado a dimitir en 2008.    Putin eligió a Dmitry Medvedev como su sucesor y Medvedev a su vez nominó a Putin como primer ministro del país pocas horas después de asumir el cargo el 7 de mayo de 2008.

V

En 2008, como primer ministro, Putin ordenó la anexión de dos partes de la República de Georgia por la fuerza militar y, en 2009, reprimió el movimiento separatista en Chechenia.   Putin cultivó un fervor nacionalista y fue reelegido presidente por tercera vez en 2012, nombrándo a Medvedev como primer ministro.   Medidas violentas sofocaron el levantamiento popular resultante en la capital y el resto del país.   Según fuentes de información de periodistas en el exilio [3], la tasa de mortalidad de los opositores aumentó significativamente.   Las medidas de Putin fueron reprimir a la oposición a través del encarcelamiento, así como envenenarlos y extorsionarlos, dentro y fuera del país.   En línea con su aspiración de reforzar una Federación de Rusia al estilo soviético, Putin comenzó a afirmar que el prestigio del pasado se había perdido y que pretendía restaurarlo.   Esto se refleja en su artículo de opinión del New York Times de 2013 [4], “Una súplica de precaución de Rusia”, donde una vez más centró su desconfianza en los EE. UU.   El 27 de febrero de 2014, las tropas rusas comenzaron a anexar la región de Crimea en Ucrania después de que los manifestantes ucranianos derrocaran al presidente pro-ruso Viktor Yanukovich.   Al mes siguiente, Rusia incorporó Crimea después de un referéndum ruso.   Posteriormente, tanto Estados Unidos como la Unión Europea impusieron sanciones.

El 30 de septiembre de 2015, Rusia lanzó ataques aéreos en Siria en su mayor intervención en Medio Oriente en décadas, cambiando el rumbo del conflicto a favor del presidente Bashar al-Assad.   En noviembre de 2016, Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos tras haber prometido mejorar los lazos con Moscú.   Las autoridades estadounidenses han determinado que Rusia intentó interferir en las elecciones a su favor.   El 19 de marzo de 2018, Putin ganó su reelección de forma aplastante con un mandato que lo mantendrá en el cargo hasta 2024.   En 2021, Putin aprobó enmiendas constitucionales que le permitirían ser reelegido hasta 2036.

VI

En 2021, antes de que Rusia invadiera Ucrania, la administración Biden ya estaba completando la retirada de las fuerzas militares de Afganistán, incidentalmente, una política iniciada por el expresidente Donald Trump.   Ésta coincidió con el artículo de Putin, “Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos” [5] como preámbulo de la guerra contra Ucrania, la cual comenzó el 24 de febrero de 2022.

VII

Ahora en su décima semana, la guerra en Ucrania parece estar evolucionando hacia un conflicto prolongado.   Aunque Ucrania ha logrado una primera fase de la guerra algo exitosa, la beligerancia rusa se ha centrado en los territorios del este y sur del país.   Sin un mayor apoyo de la OTAN, Ucrania se enfrenta a una situación más difícil que en el pasado.

Al no haber logrado derrocar al gobierno ucraniano, Putin ha comenzado una segunda fase en la región oriental de Dombass.   Su nuevo objetivo parece ser la separación de Dombass del resto de Ucrania y, así, controlar el acceso al Mar Negro

VIII

Para Putin, uno de sus vehículos de propaganda es su defensa del idioma ruso, lo que equivaldría a asumir que Inglaterra anexara a los Estados Unidos de América por el motivo de proteger al idioma inglés.    En la televisión rusa, Putin le explica a una niña de 12 años que la “tragedia” en el Donbass es que Ucrania estaba cometiendo un “genocidio” contra los ruso-parlantes [6].

En el contexto de esta narrativa, la televisión estatal rusa transmite que “la operación militar especial es para establecer la paz”.

IX

Las ofertas de paz de Ucrania continúan siendo rechazadas por Vladimir Putin [7].   El presidente ucraniano, Zelenskyy, ha sostenido que se debe negociar un compromiso desde donde comenzó todo, en Crimea en 2014.   Para Putin, sin embargo, la anexión de Crimea, al igual que la invasión de Ucrania, es revisionismo histórico.   Muchos observadores dicen que la guerra no es tanto una crisis existencial para Rusia, sino una lucha por la supervivencia del propio régimen.

X

¿Es posible que el fracaso de Putin en esta guerra detenga futuros ataques de un régimen totalitario contra sus vecinos?   Podemos preguntarnos si podría haber un frente unificado contra dichos ataques.   Si no, entonces la pregunta sobre la posibilidad de un mejor futuro prevalecerá.

Editado por Billy Bussell Thompson

Footnotes:

[1] https://www.youtube.com/watch?v=AwuMMmUCw98

[2] 2007 https://youtu.be/hQ58Yv6kP44

[3] Zaborona Media https://zaborona.com/en/ and Ukrainska Pravda News https://www.pravda.com.ua/eng/

[4] https://www.nytimes.com/2013/09/12/opinion/putin-plea-for-caution-from-russia-on-syria.html

[5] http://en.kremlin.ru/events/president/news/66181— publicado en julio de 2021 por la oficina presidencial de Putin, en el que explicaba el apoyo occidental a Ucrania como una conspiración nefasta contra la unidad de la Federación Rusa. En él, Putin juega un cuestionable papel de historiador para justificar su determinación de enfrentarse a los poderes que intervienen en la soberanía de su país.

[6] https://youtu.be/UzS1c_lSpNM

[7] https://www.ft.com/content/7b341e46-d375-4817-be67-802b7fa77ef1

Herta Lager Kane

January 6, 2022

Introducción

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Edited by Billy Bussell Thompson

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Foto proporcinada por la hija de Herta, Vivien Kane.

Herta Lager Kane (1928-2021) nació en Viena. Con su familia, llegó a la ciudad de Nueva York en 1941, a través de la Suiza, huyendo de la persecución nazi.

Herta comenzó su educación en el Fashion Institute of Technology y Cooper Union for the Advancement of Science and Art, School of Art and Architecture, antes de obtener un B.F.A. en Diseño Gráfico y una M.F.A. en Pintura de la Universidad de Buffalo.

Herta inició su carrera como profesora adjunta de pintura en la Universidad de Buffalo, luego dedicando su vida como profesora de diseño gráfico en el State University College de Buffalo. Han sido expuestos del arte plástico de Herta, sobre un estilo formalista de abstracción geométrica, sus pinturas y dibujos constructivistas en la Galería de Arte Albright Knox, el Centro de Arte Burchfield Penney, el Centro de Arte Contemporáneo Hallwalls y varias cooperativas locales alternativas dedicadas a la investigación y el desarrollo de videos para el teatro y la televisión.

En su trabajo, Herta buscó una nueva dirección en su representación del espacio pictórico, resultante del gran legado de nuestro mentor Seymour Drumlevitch. En sus propias palabras, Herta aspiraba a llegar al poder “… de una ambigüedad elusiva y mística”.

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Una elegía

Herta siempre denotaba una generosa calidez y profunda comprensión del ser humano. Incluso cuando éramos conscientes de nuestra fragilidad, en aquellos momentos de angustia, no teníamos que decir mucho para asegurarnos que todo estaría bien. En el silencio y distancia, nos apoyamos con una sensación consciente de lo extraordinario, a veces incluso con un jocoso donaire de lo incomprensible del destino.

Desde que conocí a Herta en 1975, como profesora de pintura en la Universidad de Buffalo, ella compartió su riqueza de conocimientos y siempre me animó con mucho entusiasmo. Cuidó de mi bienestar hasta que ya no pudo. Nuestra amistad atestigua el hecho de que nadie tiene control sobre su destino, aunque nuestro amor persistió más allá de dichos límites.

En la confianza de Herta, en la labor de ser un artista visual y sobrevivir a las innumerables incertidumbres de una carrera profesional, encontré respuestas para saber manejar lo que el destino brindara.

Su humanidad, dignidad e inteligencia fueron una fuente de inspiración para todos nosotros, quienes tuvimos la suerte de conocerla. Más que mentora, Herta se convirtió en una fiel amiga. Nadie más podría ocupar su lugar en mi corazón.

Le debo a Herta mi posición, no sólo en la madurez emocional sino también intelectual. Sin ella, sería otro; a ella le debo el espíritu de ser auténtico y reflexivo.

R.F.M.

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In Memoriam Herta Lager Kane

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 El destino

      De las lágrimas, el destino y el azar nos dibujaron una sonrisa, 
como de los fracasos nos trajeron un consuelo.
Miramos hacia arriba después de tropezar
y al tocar fondo,
confiamos en alzarnos.
      En la soledad encontramos nuestra compañía, 
y al ayudar a otros, 
fuimos ayudados.
Incluso en la búsqueda de la perfección,
conocimos nuestras fallas.
      En la brevedad de cada instante
nada parecía descansar para ser poseído.
Cuando nos maravillamos del gran arco del tiempo,
Este nunca expira  
aun ante la desesperanza.
      Los flujos y reflujos de las diosas, las tres Moirai y Tyche,
en sus excesos de sabores y sinsabores,
no nos impedirán seguir adelante,
aunque nos encontrásemos conscientes 
de nuestras imperfecciones.

Ricardo F Morin, December 29, 2021, coautor Billy Bussell Thompson

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Herta’s Art

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Herta Kane, artista estadounidense nacida en Austria (1928-2021), Pintura titulada “Sin título”, c. 1980, Acrílico sobre lienzo, díptico, 49 5/8 7/8 “x 50”, Donación del artista a Burchfield Penny Art Center Collection 2002. https://burchfieldpenney.org/art-and-artists/people/profile:herta-kane/

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Herta Kane, artista estadounidense nacida en Austria (1928-2021), Pintura titulada “Sin título”, c. 1980, Acrílico sobre lienzo, díptico, 57 7/8 “x 37 5/8”, Donación del artista a la Colección Burchfield Penny Art Center, 2002. https://burchfieldpenney.org/art-and-artists/people/profile:herta-kane/

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Herta Kane, artista estadounidense nacida en Austria (1928-2021), obra sobre papel titulada “Sin título”, Acrílico y collage sobre papel, 10 1/2 “x 10 1/2”. Donación de Arts Development Services, Inc., 1978 a la Colección Burchfield Penny Arts Center, 1978. https://burchfieldpenney.org/art-and-artists/people/profile:herta-kane/

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Herta Lager-Kane (1928-2021) Artista estadounidense nacida en Austria, obra sobre papel, “Sin título”, 1978; rotulador acrílico y con punta de fieltro sobre papel de dibujo, 10 “x 21”, Gift of the Arts Development Services, Inc., 1978. https://burchfieldpenney.org/art-and-artists/artwork/object:1978-006-012-untitled/

Recuerdos de Herta

January 6, 2022

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Foto proveída por la hija de Herta, Vivien Kane

En el verano de 1975 tomé un taller de pintura bajo la instrucción de Herta en la Universidad de Buffalo: A partir de ese momento evolucionaron los lazos de nuestra amistad. La sabiduría de Herta provenía de su propia vitalidad; su curiosidad parecía ilimitada. Exploraba temas de diferente índole, desde el arte informático hasta la caligrafía japonesa. Todo esto la realzó como artista. Como maestra que trataba con estudiantes, tenía poca paciencia y muchos de ellos se sentían intimidados por sus exigencias. Lo más memorable es que me enseñó que un artista tenía que evocar el significado que se esconde detrás de cada imagen. El arte no era una evolución progresiva; nada era nuevo: todo ya estaba hecho; el imperativo era hacer algo significativo.

Herta se identificó con las historias que compartí sobre mi familia y especialmente sobre mi madre. También me contó historias sobre sus propios padres, particularmente sobre cuánto admiraba a su padre. A través de los años, la lealtad de Herta fue constante. Ella instaba atenta como una madre. Siendo 26 años mayor que yo, me preguntaba por qué quería pasar tanto tiempo con ella. Respondí que la gente de mi edad me aburría.

El último semestre de mi tercer año, Herta me invitó a almorzar con su esposo Ernest, un cardiólogo en el Hospital de Administración de Veteranos al lado de la universidad. Esa mañana, algunos estudiantes habían prendido fuego afuera de mi puerta. Llamé a la policía de la universidad pero no acusé a nadie. Más tarde le conté a Herta lo que había sucedido. Ella y su esposo me aseguraron que todo estaría bien. Esa tarde escuchamos la música de Handel y Brahms, hablamos sobre la poesía de las matemáticas y discutimos las polémicas de la antropología del arte. Esa noche no volví a mi dormitorio universitario, sino que me quedé con un estudiante de arquitectura polaco: Jurek Pystrak me invitó a quedarme con él hasta que se arreglaran las cosas. Poco sabía lo importantes que llegarían a ser Herta y Jurek.

Mientras estudiaba para los exámenes finales, alguien que no conocía se me presentó. Parecía que había sido mi guardaespaldas desde el momento del incendio en el dormitorio. Nunca supe por qué me vigilaba. Más tarde, Herta comentó: “… la universidad debió haber hecho un balance de lo laxo que era su sistema de seguridad”.

Después de que me fui a Yale para realizar estudios de posgrado y Jurek se mudó a Berlín, Herta y yo nos mantuvimos en contacto. A veces nos encontrábamos en Manhattan e íbamos a museos y galerías. Después de haber terminado mis estudios en Yale, trabajé como escenógrafo en Manhattan. En 1988 visité Herta en Buffalo. Su esposo Ernest había muerto dos años antes. Herta y yo fuimos a la función inaugural de Abingdon Square de María Irene Fornés (1930-2018) en el Studio Arena Theatre. Esa noche, Herta y yo tuvimos la oportunidad de hablar con ella (yo había realizado la escenografía de tres de sus obras, que se habían estrenado en la ciudad de Nueva York). De nuevo en 1989, visité Herta en Buffalo; allí asistimos a una retrospectiva del pintor Seymour Drumlevitch, quien había sido nuestro consejero académico, mentor artístico y amigo.

En 1992, Herta asistió a mi primera exposición solista de pinturas en Manhattan. Aunque no la vi entonces, nos mantuvimos en contacto por teléfono. Karl, la pareja de Jurek en Berlín, le dijo a Herta que Jurek había muerto de SIDA en 1984. Esto nos sorprendió a ambos; explicaba por qué no habíamos tenido noticias de Jurek durante ocho años. Herta fue fundamental para conectarnos con el pasado de Jurek. Luego, Karl visitó mi estudio de pintura en Tribeca. Posteriormente, invitó a Herta a un crucero para pasar una noche en el Rin y conmemorar su inminente muerte (éste había descartado mi optimismo sobre el tratamiento antirretroviral como un sentimentalismo misionero). Le dije a Herta que la perspectiva de Karl era totalmente fatalista.

Cuando conocí a Herta por primera vez, intuí que ella estaba luchando contra la depresión. Más tarde supe que gran parte de su búsqueda de afecto no había sido correspondida. Su esposo también estaba luchando contra la depresión, habiendo intentado suicidarse si no hubiese sido por su esposa. Luego ella lo cuidó durante un largo período de enfermedad. Después de su muerte, su círculo de amigos se redujo. Ella pensó que no era bienvenida por otras parejas. En esos años, Herta estaba sola y plagada de culpabilidad. Desconcertada, llamaba a mi puerta a altas horas de la noche, mucho después de la medianoche, pidiendo apoyo. Ahora, en la década de los 90, nuestros papeles se invirtieron: Ella venía en mi ayuda, alimentando mi optimismo y ayudó a recuperarme del suicidio de mi pareja de tres años.

Luego, en la primavera de 2005, Herta conoció a David, mi pareja durante cinco años. Mientras caminaba hacia la avenida para ayudarle a ella a tomar un taxi, me dijo que sólo deseaba haber conocido a alguien como David por sí misma. Su declaración no me sorprendió, aunque tocábamos el pasado por sus bordes. Comprendí que David le recordaba su deseo de haber conocido durante su vida a alguien de igual sensibilidad.

En mayo de 2008, David y yo asistimos a la celebración de su octogésimo natalicio en Filadelfia. Conocimos a toda la familia, incluidos sus nietos. Antes del festejo, Herta me había confiado a menudo sus inseguridades acerca de ser abuela. Ella cuestionaba cómo la percibían sus nietos y yerno, de si fuese aceptada por ellos. Más que nunca estaba consciente de su acento alemán, aunque lo glorificase como una distinción sofisticada. Estos fueron años importantes para Herta, pero la carga de sentirse desplazada en una nueva vida pesaba mucho sobre sus hombros.

En 2011 mi madre murió de Alzheimer a los 84 años. Durante los años anteriores le había mencionado a Herta que solía llamar a mi madre en Venezuela para leerle Don Quijote. De vez en cuando mi madre reaccionaba con sonidos guturales, que yo tomaba por afirmaciones de risa. Durante estas conversaciones, comencé a tomar conciencia de las propias dificultades de Herta en su percepción de la realidad. Ella se agitaba fácilmente. A menudo se sentía incomprendida. Desencadenaba eventos pasados, como si estuviesen ocurriendo en el presente. Le escuché en silencio, esperando que pudiese recuperar la calma. Traté de interesarla en otros asuntos. ¿Seria esta la razón por la cual me dijera que era importante para nosotros estar en contacto? A partir de entonces traté de llamarla hasta que ya no fue posible. Después de lo que pareció ser un largo período de silencio, su hija Vivien me llamó para informarme que Herta necesitaba la atención de una guardería las 24 horas. David y yo condujimos desde Manhattan para visitarla en Pensilvania. En 2016 Herta todavía podía hablar. Creí que se acordaba de mí hasta nuestra despedida, cuando dijo lo agradable que había sido conocerme.

Durante nuestra visita, Herta parecía alerta. Después de mostrarle fotografías de nuestro hogar en Fort Lauderdale, hizo varios comentarios extravagantes. Con descaro, criticó los cojines que parecían donas y estaban completamente fuera de sitio. Su ingenio parecía tan perspicaz como siempre. Pero luego nos contó sus recomendaciones para la escuela de posgrado, en la que —para mi horror— me había llamado del calibre de Leonardo da Vinci. El caso es que a ella le encantaba ser polémica.

El verano antes de su muerte, Herta estaba mucho más limitada en movimiento y habla; se veía apática, aunque sonreía a menudo con lo que parecía ser un dejo de resignación. Hubo un momento de bromas entre nosotros, cuando ella repentinamente frunció el ceño con una mirada furtiva y pícara. Nos sonreímos con asombro y ella jadeaba de regocijo. Seguido esto, Herta hizo un gesto, con las manos alrededor de la boca, como si preguntase por qué requería de mi bigote. Luego le mostré uno de mis cuadros geométricos. Ella lo miró, alzó sus cejas abriendo los ojos ampliamente y dijo “¡BIEN”! Me conmovió su aprobación. Ella parecía estar al mando. Mientras tanto seguía saboreando su helado de vainilla, jugando sin rumbo fijo con la cucharilla, y se negaba a dejar que nadie le ayudara. Cuando nos despedimos, mencionamos que regresaríamos en la primavera, y ella dijo con la misma expresión facial: “¡BIEN”!

Los recuerdos de la pérdida de un ser querido son dolorosos, precisamente porque nos amamos. Aceptar su pasado con humildad es la única opción por su pérdida. Es indiscutible que abrazamos nuestra existencia a través de sus recuerdos. El duelo es el momento que nos exige soportar el sufrimiento con paciencia.

De espaldas a Times Square en 1998

Escrito por Ricardo Morin y editado por Billy Bussell Thompson

Wislawa Szymborska

December 19, 2021

In memoriam Herta L. Kane

«Un preámbulo al lenguaje»

Las palabras son símbolos no necesariamente veraces.  Les dotamos de significado para apaciguar nuestro desconcierto ante aspectos de la realidad que no podemos comprender plenamente.  Quizás escribir sea el esfuerzo de la conciencia para superar su fragilidad.

Anónimo
Wisława Szymborska nació el 2 de julio de 1923 en Bnin [ahora parte de Kórnik], Polonia.   Murió el 1 de febrero de 2012 en Cracovia.   Fue una poeta cuyas exploraciones inteligentes y empáticas de cuestiones filosóficas, morales y éticas le valieron el Premio Nobel de Literatura en 1996.

Unas palabras sobre el alma

  • Poema escrito por Wislawa Szymborska, publicado 1 de Julio del 2000, traducido del polaco por Stanislaw Baranczak and Claire Cavanagh en 2006 y transpuesto al español e inglés por Ricardo Morin y Billy Bussell Thompson, diciembre 2021
     A veces tenemos un alma. 
Nadie la tiene sin parar, 
ni para siempre.


     Día tras día,
año tras año,
podrían transcurrir sin ella.


     A veces se anida en nosotros por un rato,
como en los miedos y arrebatos de la niñez, 
y a veces en nuestro asombro ante la vejez.


     Rara vez nos tiende una mano
con tareas tediosas,
como al mudar de muebles,
llevando equipaje,
y caminando un largo trecho en calzado tieso.


     Nos huye 
cuando la carne deba ser molida
y las peticiones deban responderse.


     De cada mil conversaciones
participa en una,
a veces ni siquiera en ello,
pues prefiere el silencio.
Cuando nuestras entrañas transitan del dolor sordo al intenso
ella se ausenta.


     Es quisquillosa:
no le gusta vernos entre muchedumbres.
Las aspiraciones de dudosa ventaja
y el asqueroso deseo de colarse la enferman.


     Para ella el regocijo y la melancolía
no son contrarios.
Ella se halla en nosotros
sólo en la unión de ambos.


     Pudiéramos contar con ella
si no estuviésemos seguros de nada
y curiosos sobretodo.


     De todos los objetos
favorecería a los relojes con péndulos
y espejos que permaneciesen en sigilo
sin nadie mirarles.


     No dice de dónde viene
ni cuando partiría de nuevo,
aunque aguardase tales cuestiones.


     Por alguna razón de ser
la necesitamos,
y ella a nosotros por igual.

Ricardo Federico Morin Tortolero

Editor, Billy Bussell Thompson